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F. DE VILLALPANDO, PROTAGONISTA. 215 tre los Capuchinos» 10é. La solución debía estar dictada por esas premisas, respetándose las exenciones de Villalpando, a fin de no dejarlo «enteramente abandonado al encono de sus contrarios, que acabarían sin duda con él en cuatro días, si lo tomaran por su cuen­ ta», pero obligándole al mismo tiempo a vivir menos a su arbitrio e indemnizar de algún m odo a su convento. En cuanto a la pensión que venía percibiendo, opinaba que era tiempo de convertirla en pensión eclesiástica, para aliviar a la Tesorería de Hacienda de aquel gravamen. La orden de Godoy, o mejor, el apunte de la misma, redactado al margen del informe del relator fiscal, el 26 de ju lio de 1795, era concisa y tajante: averiguar el estado de las obras encargadas a Villalpando, permitirle inmediatamente un compañero tem pora l a elección suya, comunicárselo a su prelado, y no tomar por el m o­ mento ninguna otra determinación. La respuesta a lo primero le fue dada sin pérdida de tiempo. Al siguiente día le informaba el mismo relator no haber constancia de encargo alguno desde que realizó, ya hacía algunos años, el re­ conocim iento de la nueva Enciclopedia. X III Pero el escribano insistía en un proyecto sobre el que ya había llamado la atención del Ministro en el informe anterior. Según él, aquel proyecto y la esperanza de realizarlo algún día, «cuando fue­ se oportuno», era la causa de haberlo mantenido en el goce de sus exenciones y de la limosna de los 500 ducados sobre Correos. ¿ Cuál era ese proyecto tan largamente acariciado, y del que se habían preocupado Ministros anteriores com o Carvajal y Floridablanca? Como en la precedente relación le decía con toda claridad al Duque de la Alcudia, el destino principal del pensionado Villalpando «era el de formar el cuerpo de leyes que debían servir para el estable­ cim iento y gobierno de la Real Academia de Ciencias». Con vistas a ello habíanse coleccionado ya en la primera Secretaría del Es­ tado los Estatutos de las principales de Europa: mas com o aquel 106. Ib. Su tenaz op on en te Julián de Cervera adm ite: «N o se puede negar qu e d ich o P adre p osee un fo n d o su p erior de luces naturales, y una in stru cción nada in fe rior en varios m aterias y que, si a estas prendas se ju ntase una regu­ laridad corresp on d ien tes, p udiera desem peñar cu alqu ier em pleo en la O rden, c om o me p ersu ad o desem peñará los en cargos literarios del S oberan o» (Informe al Su­ premo Consejo..., f. 3).

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