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F. DE VILLALPANDO, PROTAGON ISTA. 207 mi confianza de que no me negará la justicia que me asiste y pido.—Madrid y enero, 1 de 1787. De V. P. humilde súbdito, Fr. Feo. de Villalpando». Parece que el asunto «Briones-Pereda» se zanjó así, estrellán­ dose el afán prosecutor del Definidor con el regio deseo de que el pleito del primero se sepultara para siempre. Las repetidas ma­ nifestaciones de Villalpando de que, acabado aquél, emprendería otro contra el segundo «para que a dicho religioso, al Letrado que informó, y a los Consejeros que les oyeron y toleraron se les haga entender lo mal que h icie ron »97, no debieron llevarse a efecto, quizás por haber en el Consejo de Castilla sujetos muy interesa­ dos en que la investigación quedara en vía muerta. X Mas apenas comenzaba a renacer la calma en aquel turbu­ lento provincialato del P. Reinosa, cuando surgió violentamente a primer plano otro conflicto, aunque rozaba menos directamente a Villalpando. Es el asunto de los privilegios de los predicadores del Rey, que enfrentó al Provincial de Castilla con el Patriarcado. Pu­ diera denominársele el «asunto Caudete», por el nombre de su protagonista, el P. José de Caudete (1743-1799), a quien ya vimos entrar en liza contra Villalpando en el «affaire» precedente. Había sido el P. José Secretario Provincial ba jo el trienio del P. Nicolás de Bustillo (1779-82). Carlos III lo escogió com o predicador, y él comenzó a arrogarse las prerrogativas de los predicadores de S. M., con creciente disgusto de sus superiores. Residía a la sazón en el convento de San Antonio del Prado, de donde era guardián Fe­ lipe de Vellisca. Mas, com o predicador del Rey, Caudete obedecía también órdenes del Patriarca de las Indias. Aunque el conflicto se venía incoando y creciendo desde dos años y medio atrás, no se puso al ro jo vivo hasta finales de febrero de 1787, con motivo de la respuesta oficial de la Provincia a una consulta de Palacio, fechada el 21 de dicho mes, sobre «las preeminencias que pueden concederse, sin perjuicio de la disciplina, a los Religiosos de nues­ tra Orden que sean predicadores» de S. M. El 28 del mismo mes convocaba el Provincial P. Marcos de Reinosa una Junta de trece Padres expertos, residentes en los dos conventos de la Corte, contándose entre ellos los Definidores, los 97. Ib. Carta a F loridablanca, del 6 de ju n io de 1786. En la citada del 1 de en ero de 1787 a su P rovincial reiteraba el m ism o p rop ósito.

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