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124 ANTONIO PINTOR-RAMOS el v iejo e incóm odo problema de la «separabilidad» de la psique? El autor no contesta a este interrogante y esperamos que Zubiri en un futuro próximo dé respuesta a este problema, más explí­ cita de las anotaciones hasta ahora existentes en los trabajos pu­ blicados 6. De gran aliento metafísico es también el trabajo que Carlos Baciero dedica a la «Metafísica de la individualidad» (pp. 159-219). Se apunta a otro concepto básico de Zubiri, del que se hace un pausado y muy completo estudio. Pero esto, con ser valioso, no es todo. El autor ha tenido la feliz idea de situar el pensamiento zubiriano con respecto a la tradición: «La tradición filosófica, partiendo de una noción de individuo o singular por contraposición a lo universal, común y específico, ha lanzado el problema de la individualidad por una vía indirecta que no podía menos de condicionar los resultados» (p. 216). Me parece un acierto haber tomado com o punto de refe­ rencia a Suárez7, no sólo por su influencia, sino también porque en él se hace dramático el problema, dada la confluencia de la tradición, platónica en el fondo, y ciertos influjos nominalistas; la oportuna referencia a Fuetscher (pp. 175-6) lo deja ver clara­ mente. El problema aquí tratado podía compendiarse en los términos de esencia-individuo-especie. El autor sigue a Zubiri a través de un proceso de penetración analítica, de la que luego surgirá una visión sintética. El primer paso es buscar el campo de la indivi­ dualidad y ésta se encuentra en la constitución de la realidad y dentro del ámbito de la esencia que necesariamente es individual: «La función primaria de la individualidad no es diferenciar a un individuo de otro, dentro de la misma especie, sino constituirlos determinada e irreductiblemente com o individuos» (p. 176). Esa unidad primaria de notas es una unidad sistemática que con forma lo que Zubiri llama «sustantividad», lo cual significa que la individualidad es originaria e intrínseca a ella. Si «esencia» es el carácter principal de todo lo sustantivo, en­ tonces se puede concretar que la individualidad es estrictamente esencial en el sentido físico que da Zubiri al término y que tiene que incluir el mínimo de notas constitutivas del individuo. Desde aquí se puede suponer que el problema no es nunca el de la indi­ 6 . P ienso, sob re to d o, en X . Z u b iri, El origen del hombre, en Rev. de Occidente, 1964, 65 ss. 7. Su p osible fecu n did ad puede entreverse en una referencia de p a so en Sobre la esencia, 185.

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