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122 ANTONIO PINTOR-R£MOS S o b r e la esencia es una verdadera «filosofía primera» que debe aportar las categorías necesarias para comprender todo el ámbito de los problemas filosóficos. También es mi impresión que el campo antropológico es el más ampliamente acotado de m odo parcial y debe estar maduro para que Zubiri o algunos de sus buenos conocedores afronte el tema en su amplitud, com o parece anunciar (p. 294) uno de los directores del volumen. 1 El primer apartado de los antes aludidos contiene tres estu­ dios de singular importancia por afrontar temas nucleares y difí­ ciles del pensamiento zubiriano. Que I. Ellacuría es uno de los mejores conocedores del pen­ samiento zubiriano y uno de sus expositores más fidedignos no es ninguna novedad. Su amplio y denso trabajo «La idea de es­ tructura en la filosofía de Zubiri» (pp. 71-139) busca sistematizar uno de los conceptos claves del pensamiento estudiado. El prop io autor cree (p. 72) que se trata de uno de los tres conceptos claves de esta filosofía, cosa que no extrañará si se piensa que el mismo Ellacuría no duda en afirmar que «lo que no es estructura no es realidad» (p. 125). El concepto analizado es de los que más llamaban la atención en la época de publicación de S o b r e la esencia. La posterior moda del estructuralismo quizá no haya favorecido precisamente su rec­ ta comprensión y, por tanto, se ha de evitar cualquier tentación de leer a Zubiri en clave estructuralista. El autor no deja de seña­ lar de pasada (v. gr., pp. 78, 100, 105, 138) algunos puntos en co­ mún, pero sin esconder tampoco fundamentales discrepancias. «Zubiri hace una doble consideración metafísica de lo que es la realidad. Una consideración talitativa, con la que se acerca a la realidad en cuanto es tal realidad. Pero además una considera­ ción trascendental con la que se acerca a la realidad en cuanto es realidad» (p. 123). Llamo la atención sobre unas líneas que ex­ presan una pauta fundamental para comprender la filosofía de Zubiri y que se repetirá en muchos de los colaboradores del vo­ lumen. Ella determina también las partes fundamentales en que se divide el trabajo de Ellacuría, después de una introducción gene­ ral: «Consideración talitativa de la estructura» (pp. 82-122) y «Consideración trascendental de la estructura» (pp. 123-138).

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