PS_NyG_1975v022n001p0117_0131

130 ANTONIO PINTOR-RAMOS se dirá que el pensamiento de Zubiri es capaz de integrarlas, fiján­ dose directamente en la implantación del hombre en lo real y en la teoría de la esencia de lo real. Sin embargo, parece que el tema es demasiado vasto y exigiría una verificación mucho más detenida y rigurosa. Por ello, quizá la conclusión peque de ambiciosa: «A la luz de las precisiones anteriores queda de manifiesto que Zubiri aborda con un estilo de pensar d inám ico-gen ético-estru ctu ra l-evolu - tivo ( s ic ) buen número de temas cuyo estudio caracteriza a gran parte del pensamiento contemporáneo» (p. 473). ¡ S e a !, pero esto no tiene por qué ofrecer ningún relieve especial. La conclusión era precisamente lo que había que probar: «Introducir rigurosamente el dinamismo y la estructura en el estrato nuclear de la metafísica es una tarea espléndidamente abierta al futuro, porque se halla montada sobre una idea de la realidad, de la inteligencia y, conse­ cuentemente, del dinamismo y la estructura muy acorde a la sensi­ bilidad actual. El atenimiento de Zubiri al estudio de la esencia puede parecer en principio signo de anacronismo intelectual. Pero si se comprende lo que significa esencia en su pensamiento, se ad­ vertirá que, al delatar su olvido, Zubiri abre una vía sobremanera fecunda a la investigación filosófica de los temas que deciden la marcha del pensamiento contemporáneo» (p. 474). Es muy discu­ tible eso de la «sensibilidad actual»; pero, si así fuese, com o muy bien dice Montero (pp. 439-440), ello no tiene por qué ser un mérito y demérito específicamente filosófico. La vía de acercamiento a Zubiri me parece válida; pero habér­ selas con entidades tan difusas com o «pensamiento contemporá­ neo» o «proyección al futuro» se presta a retóricas verbales cerca­ nas al panegírico y esto, pienso yo, no es precisamente lo que nece­ sita la filosofía de Zubiri. De manera torpe, sin duda, he querido transmitir el clima gene­ ral de este importante volumen. El nos revela que, para vergüenza nuestra, el pensamiento de Zubiri había sido ob je to de muy poco estudio serio; la mayoría había quedado prendada de sus partes descriptivas, pero se había pasado por alto su verdadero núcleo. Esto ofrece gran dificultad y exige incursiones en él desde distin­ tos puntos de vista. El problema de la consideración trascendental, en el que me parece estar el nervio de esta filosofía, no había sido apenas resaltado; ello se debe indudablemente a la extremada di

RkJQdWJsaXNoZXIy NDA3MTIz