PS_NyG_1975v022n001p0117_0131

SOBRE LA F ILOSOFIA DE ZUB IR I 127 esta idea, ofrece una sistematización verdaderamente notable de las direcciones históricas básicas. Queremos destacar que esta par­ te, aunque pensada en función de la segunda, tiene un gran valor autónomo y las conexiones puestas de relieve iluminan también la historia de la Antropología filosófica. Los problemas fundamentales son reductibles a tres niveles: científico, fenom enológico y metafísico. En la segunda parte se trata de darles una estructura sistemática: «Naturalmente, esa es­ tructura interna ha de tomarla de una Antropología filosófica que haya sabido asimilar los diferentes planteamientos surgidos a lo largo de la historia» (p. 324). Ese es el caso de Zubiri y los anterio­ res niveles son traductibles en: científico, talitativo y trascenden­ tal, los tres apartados básicos de la segunda parte. El rigor con el que aquí se procede no deja fisuras y no puede tampoco resumirse en pocas líneas. Querríamos destacar unos puntos que pueden de­ ducirse de la exposición: a) El autor prueba la posibilidad de dar una estructura férreamente sistemática a la Antropología médica desde la filosofía de Zubiri; b ) Se demuestra contundentemente que el pensamiento zubiriano está fundado en amplios conocim ientos de los resultados de las más variadas ciencias; c ) Se demuestra su fecundidad en un doble sentido: viejos problemas mal planteados se presentan a una nueva luz y se detectan nuevos problemas ape­ nas vislumbrados por la Antropología médica; d ) También —y esto es importante— se hace ver que el pensamiento zubiriano, lejos de conducir a un inmovilismo, lleva a una concepción revolucionaria de la praxis médica (cf. pp. 333, 336, 373, 375, 396); e) Por último, el pensamiento zubiriano, frente a cualquier dogmatismo metafí­ sico, se presenta com o algo abierto y capaz de integrar sistemáti­ camente conceptos antropológicos de otras procedencias; tal suce­ de con el psicoanálisis (p. 335) o con los conceptos, ricoeurianos me parece, de «labilidad» (p. 368) o de «finitud» (p. 387). En suma, un trabajo muy inteligente que ensaya con éxito la aplicación del pensamiento zubiriano a un ámbito para el cual no fue directamente pensado. Me parece que el verdadero valor del pensamiento de Zubiri dependerá de la fecundidad que muestre en aplicaciones com o ésta, más que de estériles y a veces ligeras crí­ ticas intelectuales. El estudio, en con junto, es un amplio y fundado programa de Antropología médica que merece ser desarrollado, tal com o el autor dice (p. 295) estar haciendo con su maestro Laín

RkJQdWJsaXNoZXIy NDA3MTIz