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102 MARIO CASAÑAS decir, de lo que la existencia ve en su verdad irrepetible. O bien, la transformación que sufre la realidad objetiva cuando, a tra vés de un cierto tímpano emocional, ella es interpretada por la subjetividad del hombre; para que en esta interpretación, com o diría nuestro autor inspirándose de Nietzsche, la existencia lea su «amor fati». El tímpano emocional al cual hacemos referencia se llamará en Jaspers la fantasía9. Este movim iento intuitivo tiene mucho que ver con los ju icios reflexivos de la tercera crítica de Kant; es decir, con esa intuición originaria y primera donde la totalidad teleológica del ser se ofre ce al pensamiento. Sin embargo, lo que a nuestro entender queda de la tercera crítica de Kant en la obra de Jaspers no es sino un fragmento, del cual este último ha hecho una reinterpretación kierkegaardiana. Ya que en Kant se encuentra, com o diría Cassi rer en su admirable obra sobre el maestro «un simple embrión intuitivo que va desarrollándose para nosotros conceptualmente y desdoblándose en una serie de por sí infinita y, sin embargo, ple namente dominable y abarcable de nuevas formaciones». Mientras que en Jaspers este proceso está ausente; el pensador de la exis tencia es decididamente anticonceptualista l0. De tal forma que el anticonceptualismo de Jaspers no sólo cues tiona la filosofía com o tal, sino también la comprensión filosófica de la religión. Algo de esto se dejaba ya entrever cuando hacíamos referencia a la raíz kierkegaardiana del pensamiento de Jaspers; ahora no hacemos sino explicitar estos presupuestos. Así, pues, nuestro autor no sólo atraviesa de una estocada mortal la univer salidad de la filosofía, para concedérselo todo a la fe cristiana c o mo Kierkegaard lo hizo, sino que va más allá de éste y ataca tam bién al cristianismo; y esto en dos flancos fundamentales: la re 9. En realidad, adem ás d e la fantasía, Jaspers señala el am or y la fe. E llos tres form an el to d o de la existencia: Cada u n o de ellos está relacion ad o co n el o tro . Su co n ju n to es la con cien cia existencial; la cual n o debe ser con fu n d id a con la con cien cia ep istem ológica , que p erten ece al «D asein». 10. E. C assirer, Kant, vida y doctrina, M éxico 1968, 338. Las relaciones entre K ant y Jaspers m erecen ellas solas una con sid eración p articular. D igam os sinté ticam en te que si bien n u estro au tor recog e casi to d o el ap orte d e la prim era Crítica, sin em bargo, él se separa de K ant en la segunda: esto, p orq u e el m aestro de K ön ig sb erg co n cib e una u n iversalidad, racionalm ente con o cid a , d e la m oral, que p o r su parte Jaspers rechaza. H ay en K an t una racion alid ad d e la volu n tad que ya n o se encu entra m ás en Jaspers. La existencia n o es la volu n tad o la libertad, qu e puede ser racionalm ente pensada; la existencia es p rofu n d am en te irracion al. En cu an to a la tercera Crítica, ¿qu é es lo que puede qu edar de la teleología si el co n cep to , sob re el cual se funda su co n o cim ie n to racion al, n o p osee ningún va lor?: en el con ce p to , según Jaspers, n o se o fre ce la V erd a d (c o n m ayúscula).
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