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LA FILOSOFIA DE LA RELIG ION EN KARL JASPERS 101 el ser se esfuma. Es decir, tracemos un periplo para aclarar esto: aceptando la división kantiana de cosa en sí y fenómeno, nuestro autor da un paso más allá del pensador de K ön igsberg6, e introdu­ ce la noción kierkegaardiana de existencia. ¿Qué significa esta no­ ción ? Para el solitario de Copenhague ella es la subjetividad, la li­ bertad humana enfrentada al problema de la gracia cristiana. Kier­ kegaard es, con toda probabilidad, el resultado último y extremo del protestantismo: el hombre está solo frente a Dios, que lo juzga com o pecador; y nada ni nadie puede ayudarlo en el momento de la decisión 1, es decir, de la aceptación de la gracia. Pero hay más, p or lo cual el de Copenhague, com o ya hemos dicho, es el extremo del protestantismo: hay en Kierkegaard una reivindicación de la relación personal y solitaria con Dios, que a la vez es una protesta contra la iglesia instituida y aburguesada. Jaspers retoma la noción de existencia y la seculariza: la des­ poja de sus elementos propiamente cristianos, y la convierte en el momento donde la subjetividad pura debe decidir de su destino, sola frente a lo o b je t iv o 8. Esta última noción es de una importan­ cia capital en el pensar de Jaspers. Ella es para nuestro autor todo aquello que no es la subjetividad, es decir, el acto de la libertad. En definitiva, todo lo que nuestro autor quiere decirnos es que nada de lo que se ofrece en la objetividad es el ser último. Es más el lugar por excelencia donde la objetividad es conocida en el pen­ samiento; así la objetividad es sinónimo de universalidad; pero en la universalidad objetiva del concepto no se ofrece la verdad trascendental. Es com o si más allá del pensamiento se encontrara un espacio donde la libertad tiene que decidir de su destino. Esta relación única e intransferible entre la subjetividad y su destino es, com o ya hemos insinuado, la englobante. Indudablemente ésta es el Dios de Kierkegaard secularizado, y convertido en la noción filosófica de verdad, para la cual no hay acceso racional. La englo­ bante, la verdad, y el destino son términos sinónimos en Jaspers. Decidir de mi destino es decidir de mi verdad. Así, pues, el mundo de la existencia no es el mundo de los conceptos de la filosofía clásica, sino el mundo de las cifras; es 6 . S ob re las relaciones entre K ant y Jaspers, ver nota 10. 7. N o nos p arece necesa rio record a r al lecto r qu e K ierkegaard llam aba a este m om e n to de la d ecisión , el instante. P or lo dem ás, es de sobra co n ocid a la im p or­ tancia d e esta n o ció n en la filosofía existencia! con tem p orán ea. 8 . L os intérpretes d e Jaspers tradu cen n orm alm en te «D as D asein» p o r exis­ tencia em pírica. P ero esta expresión puede engañar, p o r lo que p referim os tradu cir «D asein» c o m o objetiv id ad .

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