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EL SINODO DE LA EVANGELIZACION. 47 el contexto sinodal de 1974: ¿qué experiencias tenéis y qué decís de las pequeñas comunidades? Dicen que imitan las comunidades eclesiales primeras: ¿es esto a s í?9. Lo que se ha dicho en el aula sinodal es que en determinadas regiones de la Iglesia las están viendo como un gran medio de revitalizar las grandes comunidades, parroquiales y diocesanas, que en las grandes ciudades están viciadas de masificación y, por tanto, de soledad, mientras que las comunidades de base quieren mayor conocimiento interpersonal, mayor compromiso humano, mejor profundización de la fe en Jesucristo, tratando de ser una^ comunidades cristianas más fieles al Evangelio. Su origen y moti­ vaciones están en una voluntad de transformación radical del mundo; buscan coherencia entre lo que se dice y lo que se hace por parte de los cristianos, es decir, meter lo esencial del evan­ gelio en el corazón mismo de las realidades humanas actuales y dar formas más auténticas a la fe. Desde el punto de vista de la dimensión eclesial de la fe, pretenden una mayor pureza y trans­ formación de la Iglesia, revisar los métodos y estilos de autoridad en ella y afirman la necesidad de que la fe asuma de nuevo y en los tiempos actuales el estilo profètico en el interior de los acon­ tecimientos históricos: que la fe no es sólo un concepto sobre Dios, el hombre y el mundo, sino que comporta consigo una op­ ción fundamental a la luz de la fe, un testimonio y un compro­ miso comunitario. El discernimiento y la aprobación sinodal es­ tán expresadas en el adjetivo que usan constantemente los Padres Sinodales: las comunidades «eclesiales» de base. Consejo s p re sb ite ra les y pastorales Mandados los primeros, y sugeridos los segundos por el Con­ cilio Vaticano II, el «Instrumento de trabajo» de este Sínodo se pregunta todavía sobre su puesta en práctica, su funcionamiento y resultados: ¿cómo influyen en favor de la evangelización?10. Las voces que se oyeron en el aula sinodal dejaban entrever una sensación de fracaso; y fuera del aula se oían otras voces, pro­ venientes de otros ámbitos (seglares y sacerdotes) que se pregun­ taban el porqué del fracaso: ¿por qué no se puede o por qué no se quiere integrarlos a los grandes problemas que afectan al go­ bierno pastoral de las diócesis? A veces puede ser problema de 9. «Instrumento de trabajo», n. 6; cf. Act 2, 42-47. 10. Ib., n. 7.

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