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40 JOSE LUIS LARRABE que se dirige esta misma evangelización; entre éstas no hay duda de que en el contexto sinodal se nota particular preocupación, podríamos llamarla prioritaria, por el campo de la juventud, del mundo de los intelectuales y científicos, y del mundo obrero. La juventud, porque más de la mitad del mundo es joven, y porque en ella se manifiestan más claramente los signos de los tiempos, no sólo presentes sino futuros6. El campo de los intelectuales y científicos, porque está casi en barbecho por parte de la Iglesia; y el del mundo obrero, en el que no se ha perdido todavía toda esperanza en relación con la Iglesia. Signos positivos en el mundo actual No faltan signos positivos en nuestros tiempos: el «Instru­ mento de trabajo» alude a algunos de ellos: la propensión a la vida interior; la atracción a la oración; el aprecio y estima de la vida contemplativa; el gusto por la lectura de la Sagrada Escri­ tura como Palabra de Dios dirigida al mundo actual, al de todos los tiempos; el deseo de la experiencia religiosa, etc. Un dato particularmente significativo es que estos signos po­ sitivos, espirituales y evangélicos, se dan también — no menos que en otras partes— allí donde el prog reso ma teria l es más grande: de donde no siempre ni necesariamente se identifican el progreso material y el materialismo. El documento de trabajo no termina este punto sin preguntarse por los movim ientos ca rism á ticos y su influjo, real o posible, en favor de la evangelización7. Las pequeñas comunidades Llamadas también con el nombre de «comunidades eclesiales de base», fueron objeto de preocupación y estudio ya en el Síno­ do anterior, el de 1971, el cual se pronunció sobre ellas de la si­ guiente manera: «Las pequeñas comunidades que no se oponen a la estructura parroquial o diocesana, deben insertarse en éstas de tal manera, que les sirvan como de fermento de espíritu mi­ sionero»8. Pero como la cuestión no quedó resuelta con esta afir­ mación, condicionalmente positiva, ya que su vinculación con las demás comunidades eclesiales, sobre todo parroquiales, ha resul­ tado difícil y escasa, vuelve de nuevo el tema y la pregunta en 6. E n riq u e y T arancon , d is c u r s o c it a d o . 7. « I n s t r u m e n t o d e t r a b a jo » , n . 5. 8. S ín o d o 1971, D e s a c e r d o t io m i n i s t e r ia l i, R o m a e 1971, 20.

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