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F . D E V IL L A L P A N D O , P R O T A G O N IS T A . 9 Poseían, además, en el término de Villalpando y sus desploba- dos media docena de viñas, que les convertían en pequeños cose­ cheros de viño. La más importante de estas propiedades era un «cercado de vino llevar», situado en el camino de Ríoseco, y va­ lorado por dicho inventario en 3.840 reales. Las otras cinco viñas sumaban en con jun to otros 3.810 reales. El total de esta viticul­ tura de los Soto-Abastas en Villalpando comprendía unas 10.400 cepas, con una producción anual oscilante en torno a los 350 cán­ taros de vino. De estos bienes raíces procederían los ingresos de la familia, pues el hidalgo D. Alejandro de Soto no practicaba oficio alguno, fiel a su ejecutoria 10. Durante su residencia, com o vecinos de Villalpando, tuvieron dos hijas, la primogénita María Joaquina, bautizada el 31 de mar­ zo de 1736 en la iglesia de San Nicolás, que era la feligresía de sus padres, y Alfonsa María, nacida el 23 de enero de 1738 y bautizada a los siete días en la misma iglesia: con este motivo reaparece en Villalpando el apellido Quiñones, pues en el bautizo actuaron, res­ pectivamente, com o madrina Dña. Manuela Quiñones y com o tes­ tigo D. Jerónimo Quiñones. Tal vez el avecindamiento de estos pa­ rientes en aquella villa explique el traslado a ella del mozo Ale­ jandro de Soto y su enlace con la familia Abastas ". La última noticia del matrimonio, registrable fuera de Cordon­ cillo, se detecta en la vecina Valderas, donde actuaron com o pa­ drinos en los desposorios de D. Luis de Abastas. Era el tres de febrero de 1739. ¿S e habían dom icilado ya en la primera de esas poblaciones? En ella se fijará ciertamente su presencia de por vida desde los años 40 del siglo. Poseían allí una casa, situada en medio del lugar, en la calle del Concejo; medía 25 varas de frente por 20 de fondo. Había en ella salas alta y baja, alcoba, cocina y dos bode­ gas, en una de las cuales cabían 240 cántaros de vino; más un corral. En 1752 se evaluaba su alquiler en 110 reales de vellón al año (com o términos de comparación , la del alcalde de Gordoncillo no pasaba de los 88 reales y la de otro vecino, de 77). Dos lustros más tarde se la pondría precio de venta por valor de 6.000 reales. El mobiliario de esta casa de Gordoncillo era, al morir su dueño, bastante más rico y variado que el que adornaba la de Villalpando. En la sala alta se encontraba una mesa con dos tablas de nogal, 10. AHL, Protocolos, leg. 510. 11. Archivo parroquial de Villalpando, Memoria de los baptizados en la iglesia de San Nicolás... (1722-1775), fs. 47 y 55.

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