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F. DE VILLALPANDO, PROTAGONISTA. 41 nes de sus discípulo Fidel de Gordojuela, ascendido automática­ mente al grado de Lector; y en febrero se le dio a éste el corres­ pondiente ayudante para la formación de los jóvenes. El cro­ nista de turno en el V irid a rio , que lo era Miguel de Santander, recapitula sustanciosamente los acontecimientos e indica cómo ya se estaba dando a la estampa el primer tomo de la Ph ilosoph ia: «E l 17 (de febrero de 1777) se jun tó la Reverenda Definición para nom b ra r M aestro al Curso del R . P. Fray Francisco de V illalpando, por haber este Padre hecho renuncia de su lectoría, para dedicarse a escribir un Curso entero de F ilosofía y Teología, reform ando los abu sos que en el m étodo de Autores y de estudiar había en esta Pro­ vincia, a lo que le había anim ado y determ inado nuestro R vdm o. Pa­ dre General, cuando estuvo en M adrid, lo que con efecto y felicidad ha em pezado, y se está im p rim iendo ya el prim er to m o » 71. Lo del «abuso en el método de Autores» no necesita comen­ tarios, tras la zarabanda de textos descrita en páginas precedentes. Dejando para un estudio más sosegado la génesis histórica, el contenido y entramado del ya famoso libro de texto, añada­ mos, como datos biográficos del protagonista, que desde aquel momento su vida desbordó el recinto claustral para cobrar reso­ nancia nacional. Antes de su prematura muerte el penúltimo día de 1778, cuidó su protector Inocencio de Matute de proclamar texto oficial para el estudio de la Filosofía en su Provincia el de su súbdito e inició gestiones para que el Consejo de Castilla ad­ mitiera la dedicatoria del tomo III. En el brevísimo mandato de su sucesor, Juan de Villardondiego (t 21 de marzo de 1779), el Consejo declaró aquella Filosofía el texto oficial para las seis Provincias capuchinas españolas y para todos los Estudios Ge­ nerales del Reino, donde no se enseñara por las instituciones de Jacquier y la Física por la de Musschenbroek72. Pero esta medida provocó la más viva reacción contra la Filosofía moderna pro­ puesta por Villalpando, tanto entre los religiosos de Castilla, di­ rigida por el nuevo Provincial, como entre varias Universidades castellanas, al frente de las cuales se puso la salmantina. G e r m á n Z a m o r a M ad rid 71. Viridario, 502. 72. AHN, Consejos, I. c., f. 12.

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