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F . D E V IL L A L P A N D O , P R O T A G O N IS T A . 5 base del célebre voto inmaculista, formulado en 1466, fecha que da a Villalpando el primado cronológ ico entre los municipios que siguieron su ejemplo. Restos de su pretérita grandeza eran las murallas, la magnífica «Puerta de Villa», que ha sobrevivido hasta nuestros días, y el pa­ lacio de los Condestables de Castilla. Poseía cinco mesones, tres tiendas de joyería, una carnicería, una abacería y un hospital. El Valderaduey estaba cruzado por seis puentes de piedra, siendo los principales el del camino de Villa­ lobos, con tres arcos, y el del portazgo, que medía «un cuarto de legua, con poca diferencia», y descansaba sobre cuatro arcos grandes y nueve menores. No había en la villa tabernas, «por venderlo los cosecheros», ni panaderías, porque el pan se traía de fuera. La población disponía de un médico, un cirujano, tres sangra­ dores, tres escribanos, un maestro de primeras letras, un adminis­ trador de tabacos y una estafeta de correos 3. Otro componente de su población, menos estable, era el militar. En los libros parroquiales de bautizos se lo menciona con frecuen­ cia en torno a 1740, y entre la tropa aparecen extranjeros; allí es­ tuvieron estacionados regimientos com o el de Dragones de Nu- mancia y el de Irlanda4. Entre la histórica villa del Valderaduey y la diminuta de las riberas del Cea se extendía la gran llanura de en trem os, yerma de árboles, sacrificados al cultivo del vino y del cereal. No hay plantío alguno de arbolado — se dice de Gordoncillo en el Catastro— . Y de Villalpando atestiguaba un autor del siglo x ix que sus habitan­ tes «tienen una ciega aversión a todo arboledo» 5, tratando de que no quedara una sola encina en los dos montes y una dehesa que les pertenecía. Algunas de esas tierras, bañadas por el irregular y ca­ prichoso Valderaduey en torno a Villalpando y por el más sosegado Cea en las inmediaciones de Gordoncillo, fueren propiedad de los antepasados de aquel muchacho que, con un haz de ilusiones ju ­ veniles, dirigía sus pasos al barroco edificio de la Universidad va­ llisoletana un buen día de abril de 1754. Su cuna y la de sus ma­ yores se habían mecido en ellas. En la demografía de la región se 3. AHS (Archivo Histórico de Simancas), Catastro del Marqués de la Ensenada, L. 71, ff. 211 ss. 4. Archivo parroquial de Villalpando, Libro « Memoria de los bautizados en la iglesia de San Nicolás de esta villa de Villalpando desde el año de mil setecientos y veintidós ...».

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