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F . D E V IL L A L P A N D O , P R O T A G O N IS T A . 19 Había permanecido 19 meses com o alumno de la Universidad de Valladolid, y en tan corto plazo le había sido posible rellenar el espacio de los cinco años (o Cursos) exigidos por los Estatutos para graduarse de bachiller. No todo se debió al talento del discí pulo, ni a la condescendencia de las autoridades y profesores, a no ser que interpretemos ésta com o sinónimo de la grave deca dencia de aquella institución. Años más tarde, en polém ica abierta con la Universidad de Salamanca, picada por la acerba crítica a nuestro sistema universitario que se desliza en la Ph ilosoph ia re form ista que él daría a luz en 1777-78, pondrá al descubierto Fer nando de Soto los muy serios defectos de la enseñanza en aque llas hueras «Madres del saber». Y lo hacía precisamente recor dando sus propias vivencias en las aulas vallisoletanas. «...nuestras Universidades... Yo me he criado en una de ellas y estoy harto de verlo al pie de la letra como lo expongo... Sé a lo que se reducen los grados, las lecciones de oposición a las Cá tedras, la asistencia a éstas y el desempeño por parte de los Pro fesores. He visto palmotear a la segunda o tercera palabra,, finali zando plausiblemente con ella la función; hacer lecciones sin un concurrente, y sin pronunciar palabra los opositores, si no es cuando casualmente pasaba por allí alguno. He asistido a Cátedras en que en todo el Curso no se nos dictaba ni una palabra, y aún se cumplía (teniéndolo nosotros por mucho favor, por poder aprovechar aquel tiempo) con poquísimos días de asistencia, sin otro arbitrio que acudir a las Pasantías y otros ejercicios domésticos. He visto que los señores Catedráticos ganaban sus rentas paseando por el Claus tro y tratando con los amigos de las novedades del tiempo»29. Tal vez el desengaño producido en su espíritu por ese estado de cosas en los centros profesionales del saber, le alejara de ellos para siempre, haciéndole optar por el auto-didactismo, la consulta a hombre reputados por auténticos poseedores de la ciencia, la lectura de libros modernos, y la búsqueda del progreso científico no en la Universidad de su tiempo, sino fuera de ella, en las Aca demias y otras instituciones. De todo ello hay suficientes indicios en su obra posterior. De momento retornó a su pueblo de Gordoncillo y allí permane ció junto a los suyos algún tiempo. La enfermedad de su padre no P asto r, C a te d rá tic o de V ís p eras de C ánones, p o r indisposición del S r. D r. D . Juan Fran cisco de Lem os, C a te d rá tic o de P rim a ju b ila d o , y D ecano de d icha F a c u lta d , d io el G rad o de B a c h ille r en e lla ... a D . F e rn an d o S oto y A bastas»... (A U V , L . 209, f. 23 v ). 29. A H N , C onsejos, leg. 50.769, ff. 32-33.
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