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GABRIEL DE SOTIEI.LO 457 su afirmación de la trascendencia divina; aún más, de que engarza plenamente con ella” (256). Cualquier entendimiento, nos dice el santo, aun el de menos luces, nació con capacidad para conocer y amar a Dios. Por otra parte Dios se nos manifiesta a través de to­ das las cosas que caen bajo nuestro conocimiento. Pero en esa in­ manencia noética Dios se mantiene en su plena trascendencia. Tras­ cendencia en cuanto a la naturaleza e inmanencia en cuanto al co­ nocimiento. Y este conocimiento, si quiere librarse tanto del agnos­ ticismo como del antropomorfismo, debe subir a Dios “ per causali- tatem, per oblationem et per excellentiam” . Con ello llega el autor al último tramo del camino, a un interrogan­ te que es hoy de máxima actualidad. Con ese agudo sentido teocén- trico, ¿queda lugar para una verdadera antropología? Para el santo hay una subordinación de fines, y la relación entre el hombre y el Dios trascendente hay que entenderla, no como conflicto o rivalidad, sino “ en términos de amor, respeto y amistad” . Con ello la persona queda salvaguardada en un absoluto relativo, si es lícito hablar así. La relación a Dios, sobre todo en el ámbito de la causa ejemplar, es la base del valor de lo humano. Gracias a ello puede el hombre cons­ tituirse en “ fin inmediato del universo y trascender a las demás rea­ lidades en superioridad” (280). En toda la obra campea un manejo copioso, incluso exhaustivo, de los textos de san Buenaventura y un conocimiento de las obras que tienen relación con el pensamiento bonaventuriano. Dado el mé­ todo de acoso intelectual en círculos concéntricos que ha querido se­ guir el autor, no extraña encontrarnos con pensamientos ya enun­ ciados anteriormente y que nos salen al paso en nuevos recodos del camino. No es uno de los menores placeres en la lectura del libro, sen­ tirnos vivir durante unos días en un ambiente medieval que nos se­ duce por lo que tiene de seguro, sin fisuras, sin titubeos, un pensa­ miento en el que la fe y la razón conviven en una convencida frater­ nidad. Naturaleza y Gracia ha entrado con pie derecho en la celebra­ ción del VII centenario del Doctor Seráfico al publicar esta tesis doc­ toral del P. Castillo. Gabriel de S o tie llo G ijón

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