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4 5 6 DIOS Y EL HOMBRE. Esta doctrina, esbozada, como acabamos de indicar, en el C o­ m entario, la amplía y. profundiza en obras posteriores., sobre todo en el Itinerario, llamado por Veuthey “ la obra maestra de la filoso­ fía cristiana” . Pero, ¿cómo justifica san Buenaventura su afirmación sobre la inmanencia divina? Las razones fundamentales de esa inmanencia se indican ya en el Comentario con estas palabras: “Necessitas au- tem existendi Deum in ómnibus sumitur tum a parte perfectionis ipsius, tum a parte indigentiae rerum” . La perfección divina, su sim­ plicidad y su inmensidad abonan la exigencia de esa presencia en las cosas. Por parte de éstas es la nada que constantemente las ase­ dia la que está pidiendo la presencia salvadora de Dios en ellas. De igual forma, por el camino de la reducción, la triple causali­ dad exige la presencia constante de Dios en las creaturas. Esa presencia es la misma considerada de parte de Dios, pero diversa si se la mira de parte de la creatura. Desde esta última pers­ pectiva distingue el Seráfico Doctor tres formas de realizarse: como vestigio, en todos los seres; como imagen, en el hombre; como se­ mejanza, en el hombre en gracia. El ser toda creatura una represen­ tación del eterno artífice no le adviene a aquélla accidentalmente, sino que lo es por su propia esencia. El último capítulo de la obra es un capítulo de matización y de síntesis. Nos ha hecho ver por separado tanto la trascendencia divi­ na como su inmanencia. Ahora se trata de ver la compatibilidad de ambas, aún más, su mutua exigencia. Lejos de ser términos que se excluyen, más bien se exigen mutuamente. “Dios es total y esen­ cialmente distinto de la creatura, pero no distante de ésta. Distinto no por ausencia, sino por independencia en su presencia” (236). Dios no queda coartado por su presencia en la creatura y esto nos lleva al profundo misterio que es Dios, pero en definitiva es la trascenden­ cia divina la que funda y explica la inmanencia. Quedaban en el aire los aspectos noético y antropológico del problema. En el aspecto noético, las tentaciones han sido de agnos­ ticismo y de antropomorfismo tentación que han procurado evitar los autores medievales. Por lo que respecta a san Buenaventura, el autor ha resumido su modo de pensar en estas líneas: “ El Seráfico Doctor subraya la posibilidad del conocimiento de Dios por parte del hombre... con plena conciencia de que respeta, al mismo tiempo,

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