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GABRIEL DE SOTIEI.LO 455 Esa triple referencia de la creatura al Creador se realiza, tra­ tándose del hombre, en el triple aspecto del ser, de conocer y de vivir. Se da una participación de tendencia agustiniana. “Desde esta pers­ pectiva, el ejemplarismo bonaventuriano adquiere su auténtica di­ mensión y su más exacta interpretación” (132). En toda la primera parte de la obra el propósito no ha sido otro que el de mostrar la absoluta independencia divina y la radical de­ pendencia de la creatura respecto de Dios. Pero este aspecto del problema suscita inmediatamente el lado complementario de la in­ manencia de Dios que el autor estudia en la segunda parte. Con acierto distingue tres aspectos: el aspecto ontològico —presencia de Dios en las cosas— , aspecto noètico —cognoscibilidad de Dios a partir de las creaturas— , aspecto antropológico —valor del hombre en su relación con Dios, o dada su dependencia total respecto de Dios. Dejando de lado otros aspectos semánticos de la palabra, nos define la inmanencia ontològica como “ presencia de Dios en la crea­ tura en razón de causa eficiente, ejemplar y final” (170). Los medie­ vales trabajan por mantener el equilibrio entre la absoluta trascen­ dencia de Dios y su relativa inmanencia en la creatura. Y es fino el modo de enfocar el problema como “ presencia trascendente de Dios en las creaturas” . Y esta idea, aunque recogida de la tradición, adquiere una forma personal en san Buenaventura a partir del Co­ mentario a las Sentencias. Ya en esta obra aparece el tema en tres vertientes: conocimiento humano natural de Dios, el hombre ima­ gen de Dios, y conservación y acción de las creaturas. Para esclarecer lo primero basta citar aquel texto del santo: “ aliud est cognoscere Deum in creatura, aliud per creaturam. Cog- noscere Deum in creatura est cognoscere ipsius praesentiam et in- fluentiam in creatura” . El mundo, además de ser escala para subir a Dios, es portador de la misma presencia de Dios. Desde la segunda vertiente, ser el hombre imagen de Dios es es­ tar abierto intelectiva y volitivamente a Dios, siguiendo el famoso “ capax Dei” agustiniano. Y respecto de la presencia divina en la conservación y actividad de las creaturas, nos dice que es únicamen­ te la presencia divina la que conserva las creaturas. En todo obrar creatural Dios está obrando íntima e inmediatamente.

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