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416 OPCIONES SOCIO-POLITICAS DE LA IGLESIA LATINOAMERICANA ses in d u stria lizad o s y empobrecer a los del con tinen te. Se tra ta , por lo tan to , de p a sa r de la dependencia a la au tonom ía, “de la se rv i­ dumbre a la libertad , de ser objetos de la h isto ria la tin o am e ric a n a a se r su jeto s de la m ism a ” 16. L a ta rea, pues, de la Ig le sia en L a tin o am é ric a puede c o n c re ta r­ se en dos puntos fu n d am en ta le s: 1. E la b o ra r un a teología en fun ción del cam b io : p a la b ra ; 2. Comprometerse como agente de cam b io : p r a x is 17. Nuestros lecto res son conscien tes de la d im ensión m ás o rig in a l de la nueva teología la tin o am e rica n a . Saben que se bu sca p a rtir de la lib e ra ción p a ra llega r a u n a au té n tica promoción y resca te del hombre a todos los n iveles de su pe rsona lidad . L a s d ificu ltades lle ­ gan cuando se pretende lle v a r a fe liz té rm ino esas conclusiones f á ­ cilm en te legibles en el Evangelio . H a sta los m ismos que tra za ro n la s lín e a s de acción pare cen ten er miedo a dar un paso a l fren te en de­ fen sa de la s m ism as. E n sum a, la s d ificu ltades in te rn a s y exte rna s de la pa sto ra l la tin o am e ric a n a n a cen de la fo rm a de lle v a r a cabo la “p ra x is”. U n grupo de sacerdotes escribió a los obispos del C E L A M un a c a rta en la que so licitab an perm iso p a ra e je rce r el “derecho y deber de comprometerse con la a cción p o lític a ”. “No nos mueve, decían , un a vo lun tad in teresada . No p retendemos ad q u irir o a dm in is tra r el poder po lítico ; no queremos p re sion a r u sando poderes que no nos corresponden, pero sí mover eficazmente con la fu e rza de la P a la ­ b ra de D io s” “ . D ad a la con trad icción de lo propuesto, decía López T r u jillo que esto se ría como ju g a r a l a jed re z sin p iezas. P a r a él la Ig le sia debe comprometerse en L a tin o am é ric a de o tra m ane ra . “S in im p e rtin e n ­ cias, sin a rrogarse fun cion e s de m ed iado ra en ve rtien te s de suyo com p lejas, sin asperezas, sin p resunciones, como si la m ism a Ig le sia n u n c a hub iera tenido parte en la h isto ria que a trá s queda, la Ig le ­ sia puede ayud a r a promover (a p lena lu z del día) un diálogo como el que se nece sita. S u n eu tra lid ad po lítica to tal, que no deje n i la 16. R . Avila, E lem entos para una evangelización liberadora (Sa la­ manca, Sígueme, 1971) 13. 17. Id., Ibid., 16. 18. A. López T r u jillo , La liberación y el comprom iso cristiano ante la política (Bilbao, Mensajero, 1973).

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