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MANUEL DIAZ ALVARE? 4 3 3 na implícitamente cualquiera otra opción y a tenta contra la libertad de los otros cristianos. 3. La opción política del sacerdote, cuando se hace pública, amenaza perturbar la unidad del pueblo cristiano en torno a sus pastores” “ . Sin embargo, la postura de los ochenta sacerdotes fue apoyada pú­ blicamente por cristianos cualificados, como doce profesores de la Un i­ versidad Católica de Santiago, viéndola como una autocrítica de la fe. Dicen que “ el compromiso político con la construcción del socia­ lismo tiene para los cristianos una dimensión teologal” . El 16, 17 y 18 de julio se celebraron en Santiago unas jornadas sacerdotales, con asistencia de más de doscientos presbíteros. Se tra ­ ta de aportar su colaboración al Sínodo. Entre otros temas aluden a la contribución de todos para liberar a oprimidos y opresores; com ­ partir los intereses con los trabajadores luchando a su lado ; atraer a todos al proceso revolucionario ch ileno ; la participación activa en este proceso puede llevar al sacerdote a compromisos partidistas; pi­ den a la Iglesia que se abra a un sano pluralismo, a fin de colaborar con la auténtica reforma político-económ ica del país. “Esta dedicación a los pobres, dicen, obliga a los cristianos a plantearse una segunda pregun ta : la del cambio de nuestro sistema socio-económ ico. Es una pregunta seria de la que ninguno de nos­ otros puede desligarse. Si amamos a los pobres ese amor debe mos­ trarse a través de la colaboración para combatir toda estructura in ­ ju sta que oprima a nuestro pueblo... La situación de hecho “ conce­ de a la pregunta, por el sistema socio-económ ico y por la opción po­ lítica de los cristianos, su carácter de dramática urgencia” 59. La Iglesia chilena ofrece una enorme expectativa a todos los cristianos de Latinoam érica al dar paso con su actitud pasivo-acti­ va a un nuevo y desconocido sistema político en el país. Aun cuando muchos se jactan del fracaso de la Reform a Agraria de este país, todo parece indicar que los pasos dados no han sido en falso, al m e­ nos servirán para comprobar la ineficacia de todo sistema estable­ cido sin respeto al hombre. 58. I d ., n . 217 (a g o s t o 1 8 /7 1 ). 59. I d ., n . 217 (a g o s t o 1 8 /7 1 ).

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