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4 3 0 OPCIONES SOCIO-POLITICAS DE LA IG LESIA LATINOAMERICANA planea y dirige desde el extranjero la restricción de la natalidad de nuestro pueblo, con injuria para nuestra independencia” . De esa form a creen que los pueblos poderosos pretenden ayudar a los sub - desarrollados, imponiéndoles serias condiciones en contra de su li­ bertad Cuando son encarcelados cuatro sacerdotes del Movim iento Golconda, el Grupo como tal se dirige al arzobispo de Medellín, cri­ ticándole el haberse puesto al lado de quienes llam an subversivos a dichos sacerdotes. Hacen notar a la vez cómo lo dicho en Medellín parecen ser sólo palabras, puesto que en esta ocasión el arzobispo ha demostrado estar con los poderes públicos y no al tan to de los problemas de in justicia que asolan a la mayor parte de sus fieles. En marzo de 1971 aparece un volante del Movim iento de Cristianos por una Iglesia renovada. A chacan un nepotismo claro en la Iglesia que monopoliza las sillas episcopales y aluden al hecho de que se sigue dando aún en la m isma Iglesia el matrimon io entre la oligarquía fi­ nanciera y el gobierno civil. Más clara se manifiesta aún la decla­ ración del Movim iento Revolucionario Cristiano: “ No queremos más palabras. La hora de la acción ha llegado. No aceptamos por más tiempo el maridaje odioso entre la Iglesia y las m inorías opresoras y corrompidas. No queremos que en adelante el clero progresista sea tachado de subversivo por su oposición a la in ju stic ia ... Jerarcas o, más bien servidores y rémoras del poder político, m anejado a su modo por unos pocos. M ejor sería que fuesen pastores de la Iglesia que, fieles a su compromiso, se dediquen a luchar con el pueblo y por el pueblo, despojándose de todo aquello que signifique sometim iento a los dirigentes antipopulares” K. Muy importante por su seriedad científica fue el simposio so­ bre el tema de la Liberación, habido en Bogotá el 6 y 7 de marzo. Ve en todo movim iento de protesta un espíritu que no se resigna a que­ dar preso en la palabra vacía. En la entrevista que se hizo entonces al Padre Arrupe, d ijo : “El sacerdote debe estar dispuesto a interve­ nir directamente en la política cuando se lo exige el compromiso evangélico. Es decir, que aun cuando su misión no es la política, pueden darse circunstancias en que la afron ten sin remordim ien­ tos” . 51. Boletín del arzobispado de Bogotá (e n e r o 1970) 18. 52. N adoc , n . 202 (m a y o 5 /7 1 ).

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