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358 LA TRIPLE FUNCION SACERDOTAL EN EL N . T. ción en nombre propio, porque en el N.T. el único que detenta en nombre propio el sacerdocio y para siempre y para todos es Jesu­ cristo, verdadero, único Sumo Sacerdote. Si en el A. T. había muchos sacerdotes porque, a causa de su muerte, no podrían permanecer, “ Este, por lo mismo que permanece eternamente, tiene un sacerdocio sempiterno” (Heb 7, 23s). Y un sacerdocio con juramento y sin arre­ pentimiento por parte de Dios (Heb 7,20). Lo juró Yahvé= “Tú eres sacerdote para siempre según el orden de Melquisedec” (Sal 109, 4). Por esto el sacerdocio de Jesús es perpetuo para todas las eda­ des y épocas y universal en beneficio de todos. El sacerdocio de Je­ sús es absorbente en toda función sacerdotal. Jesucristo es en el N.T. el sacerdote por antonomasia y el único Sacerdote. La carta a los Hebreos es pródiga en designar a Jesús como sa­ cerdote y Pontífice (ápy.speúc). Porque le llama "Pontífice fiel, en lo que toca a Dios, para expiar los pecados del pueblo” (Heb 2, 17). Es el Apóstol y Pontífice de nuestra confesión, Jesús, que es fiel al que le hizo como lo fue Moi­ sés en toda su casa” (Heb 3, 1s). “Cristo no se glorificó a sí mismo constituyéndose Pontífice sino el que le ha dicho: Hijo mío eres tú yo hoy te he engendrado’. Así como en otro lugar dice: Tú sacerdote para siempre según el orden de Melquisedec’” (Heb 5, 5s). “ Lo capi­ tal de las cosas que ha dicho el autor de la carta a los Hebreos es que tenemos tal Pontífice que está sentado a la diestra del trono de la Majestad en los cielos, liturgo del santuario y del tabernáculo ver­ dadero” (Heb 8 , 1s). Cristo es “ el Pontífice de los bienes futuros, a través de un tabernáculo mejor y más perfecto” (Heb 9, 11). Tene­ mos “ un gran Sacerdote en la casa de Dios” (Heb 10, 21). No hay por qué insistir más. Es evidente que la carta a los He­ breos aplica a Jesús, el Hijo de Dios, el nombre de Sacerdote Magno (tepsúí |is-(ac). Pontífice, Sumo Sacerdote (dpy.spsóc). Pero no solo el autor de Heb designa a Jesús con el término de “ sacerdote” . El mismo Jesús aparece consciente de su dignidad sacerdotal y se la aplica implícitamente, cuando en controversia con los judíos, acepta la mesianidad del salmo 109 (Vg) en que Yahvé habla al “ Se ñor” de David y le jura un sacerdocio sempiterno según el orden de

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