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La triple función sacerdotal en el Nuevo Testamento I. EL TERMINO U?£¿; EN EL NUEVO TESTAMENTO Aunque en el N.T. se mencionan los sacerdotes de los judíos an el libro de los Actos (6,7) y en la carta a los Hebreos (7,23), y también ocurre la mención de los sacerdotes paganos, sin embargo e! término ísosá; — como es sabido— no se aplica a los ministros de Jesucristo o sacerdotes cristianos. Es verdad que el N.T. conoce explícitamente un sacerdocio de todos los fieles, que son edificados sobre “ la piedra viva, desecha­ da por los hombres, pero escogida, preciosa delante de Dios” (1 Pe 2,4); fieles que son edificados “ como piedras vivas, como un tem­ plo espiritual, en orden a constituir un sacerdocio santo para ofre­ cer victimas espirituales, aceptables a Dios por medio de Jesu­ cristo” (1 Pe 2,5). Estos cristianos son “ raza escogida, sacerdocio regio [dicho con reminiscencias del A.T. (Ex 19, 6 : “ Reino de sa­ cerdotes” ], nación santa, pueblo adquirido [o conquistado por Cristo]” , para anunciar los prodigios de quien los llamó a su luz admirable (1 Pe 2,9). Pero éste que llamamos el sacerdocio común de todos aquellos que están “ sobreedificados” en Cristo o incorpo­ rados a su Cuerpo místico por el bautismo, no es el sacerdocio de los ministros o representantes de Cristo, “vicarios de Cristo” , para hacer sus veces y obrar en nombre de Cristo-Cabeza. Notemos, aunque sea sólo de pasada, dos funciones caracte­ rísticas que se asignan por San Pedro a este oficio sacerdotal de todos los fieles: ofrecer victimas espirituales (svsü|i.aTixá<; 6uaía;), y anunciar las virtudes, los prodigios (-de, ápsTd? áCoq-pXrjc) del que

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