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324 SIGNIFICADO DE LOS NOMBRES DE DIOS EN EL CORPUS DIONYSIACUM que la rodea, y, que en nuestro caso, está aumentada por la falta de información e investigación que existe en la lengua española sobre el tema. Frente a la abundante literatura dionisiaca en francés, ale­ mán, inglés y, últimamente, en italiano, el español sólo puede pre­ sentar los escritos de E. Elorduy, A. Tovar y recientemente, un capitulo del libro de O. González: Misterio trinitario y existencia humana, (Madrid 1966) como investigaciones más destacadas. Elorduy acumuló un considerable contingente de datos estoicos y pretendió identificar al Pseudo-Dionisio con Ammonio Sakkas. Tal pretensión fue vista siempre con reservas por los investigadores especializados en el tema dionisiaco. Alguno, incluso, hizo a este respecto apreciaciones bastante desfavorables. Asi, M. Schiavo- ne, Neoplatonismo e Christianesimo nello Pseudo-Dionigi, (Milano 1963), en la p. 28, califica la tesis de Elorduy como “piuttosto av- ventata e superficiale”. Con todo, después de Elorduy y merced a su obra, se admite hoy la importancia que tuvo la influencia estoica en el CD. Tovar reduce su aportación en “ el Pseudo-Dionisio y Am­ monio Sakkas” , Emérita 16 (1948) 277-81, a unas reflexiones so­ bre la obra de Elorduy. O. González, en el capítulo dedicado al mis­ terio trinitario en el Pseudo-Dionisio, afirma que el Dios del CD es fundamentalmente el Uno neoplatónico. Aparte de esto, en español se cuenta con una versión del CD realizada por una sociedad de humanistas y teólogos. La calidad de esta versión deja algo que desear, porque ha atendido, sobre todo, a una interpretación literal del texto griego. La elección del tema Los nombres de Dios, con sus limitacio­ nes dentro del ámbito de la doctrina areopagitica, fue sugerida por la diversidad de interpretaciones posibles del Dios pseudo - donisia- co hechas desde la diacronía. Un Dios, fundamentalmente Uno neo- platónico sin vestigios de especulación trinitaria; un Dios, Luz; un Dios, profundamente cristiano, ápice de la teología trinitaria orien­ tal o revestido de lenguaje neoplatónico para equivocar a los fi­ lósofos pertenecientes a esta corriente de pensamiento. Todas es­ tas diferentes tesis irán apareciendo con sus respectivos defenso­ res a lo largo de nuestra investigación. ¿Seria posible, desde la sin­ cronía, aportar un fundamento semántico que hiciera desaparecer esta multiplicidad de interpretaciones y que fijase con precisión el sentido de la Divinidad en el CD? De esta manera, casi por necesidad, entró en juego la segun­ da preocupación: el modo cómo había de ser abordado el tema.

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