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VICENTE MUÑIZ 333 no ser con “audacia blasfema y criminal” , piensa poder conseguir desgarrar la évóxt ¡<; divina17. Finalmente, se ha de añadir que así como la razón de la Uni cidad de Dios (| jlovó ;) era la simplicidad (á-Xóxr,?), la razón de la Unidad (évá;, ¿vórr,;) radica en la indivisibilidad (despicó o la “ im- partibilitas” , según las versiones medievales, del Ser divino18. c) Tp’á;. El Pseudo Dionisio emplea el monema xo-.á; con sentido vario. Así, con él puede designar a la “ triada” que constituye la primera jerarquía humana o hacer simple referencia a su carácter numeral o, por último, nombrar el misterio trinitario de la esencia divina Es, precisamente, este último sentido el que nos interesa ahora. En su utilización independiente del campo asociativo semántico de ¡lová; y ¿vác, se presenta ante todo como “ unidad de principio” . La Trinidad es Unidad. Gandillac con fortuna emplea el término “ Unitrinidad” , para señalar este carácter de xpiác. Por otra parte, xptáq guarda relación explicativa con las mani festaciones ad extra de la Divinidad en la creación, mediante las fuerzas o virtudes (SuvdjiEic) que permanecen unidas a la Superesen- cia divina, de la cual se distinguen de modo inefable20. En efecto, la creación es resultado de la bondad que se difun de. Ahora bien, la Trinidad es el “ principio” del bien y, en conse cuencia, fundamento radical de todo lo creado. Por ello, nuestras plegarias deben ser dirigidas a la Trinidad que está presente en cuanto existe, transcendiéndolo de manera absoluta21. Esta presen cia trinitaria de la Divinidad en nosotros y en la manifestación en el mundo de la providencia divina no puede ser minimizada. Toda la espiritualidad que realza la inhabitación en el alma de las Per sonas divinas parece poder arrancar del pensamiento dionisíaco. No extraña, por ello, la postura quizá un poco exagerada de Los- sky respecto a la vida mística oriental en dependencia del CD2. Las virtudes o fuerzas (&uvá¡jisi<;) que hacen posible la posición en el ser, a las creaturas, son consideradas por el Pseudo-Dionisio como verdaderas esencias que se ubican en el vestíbulo de la su- persustancial Trinidad (áv xpoftópoi; xr¡<; Tp’.dSo;) *. El núcleo semántico de Tpid?, como misterio, lo expresa el DN, al afirmar que enBsócse dan Tres Personas que son a la vez Unidad
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