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332 SIGNIFICADO DE LOS NOMBRES DE DIOS EN EL CORPUS DIONYSIACUM su manera es apta para indicarnos que Dios está existiendo des de el principio. O mejor, que El es el primero en el orden del tiempo. La juventud, en cambio, puede hacernos ver cómo el ser divino se estrena cada día. Y esto, porque es la etapa de la vida más cercana a la del comienzo. Siempre los números que siguen inmediatamen te a la unidad (¡xová;) merecen ser llamados “ principios” con mayor propiedad que los números que de ella se alejan y progreden en su multiplicación12. No es de extrañar, por tanto, que nosotros — ubicados en lo múltiple— debamos ser reducidos a la unidad. A la forma divina de la Mónada (589d). b) svác, ávdTT¡c. Mientras que ¡tová; aparece con claridad como nombre desig- nador de la Divinidad, éváq se presenta más bien con carácter de atributo. La razón de considerarlo con aovác y con tp'ác es. se gún ya se ha indicado, su asociación semántica con e llos13. El estudio de áv¿u y évdtr,; nos lleva a hacer las siguientes precisiones. En primer lugar, en su utilización individual, indepen diente de ¡j.ováí y ifí'.á; está svás ausente tanto de CH como de EH, aunque en ambas esta ausencia se compense por el empleo de évórr¡<;14. En segundo lugar, con kvác se significa también un grupo determinado ontològico: una unidad angélica ,s. Por último, aparece en pasajes de sentido apofático, directamente relacionada con el nombre de Dios &efi ty ¡ c w. La semántica de ává<;, év-cnr¡c siguen un camino paralelo y parecido a la de ¡iová<;. Por lo menos en dos puntos importan tes. La Divinidad, considerada como évd c es causa de toda uni dad a la que transciende de forma absoluta. Es, igualmente, meta a la que tiende en su conversión toda multiplicidad. Esto último sirve para évác y para év¿Trj¡;. pero en éste se acentúan los contextos apofáticos. Como adjetivo característico de ívóvrfi debe señalarse a ftsíxóc. Con él, el lenguaje dionisiaco pretende fijar las fronteras semánti cas del abstracto év¿rr¡<;. cuando es aplicado al Ser de Dios. Con é v ó t t ¡<; se insiste en que todo pluralismo de atributos, referidos a Dios, depende de la fragilidad del entendimiento humano. Nadie, a
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