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ENRIQUE RIVERA DE VENTOSA 229 franciscan ismo . En la orden franc iscana ingresó de joven y en ella vivió en tensión continua de fide lidad a sus exigencias. Esta tensión continua es poco sub rayada. M ás bien se apun ta en sentido con­ trario . Se rep ite la anécdo ta que refiere cómo su maestro A le jand ro de Hales le halló tan pacato y sereno que dec ía no h a c e r pecado Adán en él El santo, sin embargo , de ja tradu c ir algo muy distin­ to. Al estud iar el pecado original en su síntesis teo lóg ica, B revi- lo q u ium , escribe que, si por el bautismo queda bo rrada la mancha del pecado o rig inal, no así sus consecuencias contra las que es necesario luchar, “ q u am d iu v iv im u s in h a c v ita ", porque la g rac ia común, añade , en ninguno extingue del todo la c o n c u p is c e n c ia 18. Pensamos que el uso, en esta ocasión, de la p rim era persona del plural señala la huella del pecado original en su p ropia carne. Es­ to p ide tam b ién el contexto literario . Todo el B re v ilo q u ium se va desarro llando en el lengua je frío e impersonal, propio de la exposi­ ción técn ica . Cuando, por lo m ismo, la p rim era persona asoma por el escrito, es aue algo la tensa y la fue rza a hab la r en el lenguaje s iem p re com p rom e tedo r de la p rim era persona. Tod av ía se dec la ra más unas páginas después, cuando reafir­ ma que la sensualidad con trad ice a la razón "v e lim u s n o lim u s ” 19 De nuevo este plural nos revela en su p rim er plano, sin acud ir a trasfondos ps icoanalíticos, que la mo rada vital de aquel esp íritu es lucha y fo rce jeo por m an tenerse fiel a lo que se ha p refijado por su vocación . No hablan estos textos de bea tífica inocencia p readam i- ta, sino de un esp íritu sereno, pero tenso, que ha sentido el im pe ­ rativo de la llam ada hac ia lo que tiene que ser. Si nos pregun tamos ahora por los motivos que le indujeron a a c e p ta r la llam ada al franciscanismo , advertimos que los h isto ria­ dores, fundados en las fuentes, señalan dos. El prim ero es un moti­ vo de g ratitud por su cu ración de niño, deb ida a la in tercesión de san Francisco . El segundo d im ana de una serena visión in telectual 14. Epistola de imitatione Christi; Op. o., t. V I I I , p. 499. 15. C f. Collationes in Hexaemeron, X I X , 6; t.V , p. 421a. 16. C f. Sermones; t .I X , p. 485b; 576b. 17. E l p u n to de p a rtid a de esta a firm a c ió n es B ernardo de B essa , s e c re ta rio de san B u e n a v e n tu ra . C f. Analecta pane., I I I , p. 699. 18. Breviloquium, p a rs I I I , c.7, n . l ; t.V , p. 236a. 1S. Breviloquium, pa rs I I I ; c.8; n .4 ; t.V., P- 237b.

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