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ENRIQUE RIVERA DE VENTOSA 225 de suprem a c la ridad , se ab re con p len itud al d iáfano mundo de la T rascendenc ia . No es cosa de detenernos en estos análisis sobrado conoci dos, sino de ap rovecha rnos de esta descripción de la dob le situa ción humana para aden tra rnos con su ayuda en el a lm a del seráfi co doctor. Como en toda vida au tén tica , el santo ha ido haciendo su labo r de los d ías y las horas, sin ruido y sin albo ro to . Pero con el intento dec id ido de cum p lir su m isión. So rp rend e rle en este p rim er estrato de su queh ace r d ia rio será nuestra p rim era incumbencia. Lo vamos a hace r desde el análisis de su vocación y desde las exi gencias fundam en ta les de la misma. El santo tiene también en su vida momentos excepcionales. Podemos ha lla r en ella ciertas situaciones-límites. No en el sentido terro rífico o nauseabundo de la lite ra tu ra ex istencialista de hoy, si no en el sentido cristiano, cuando de modo vivo se sien te la llam a da de D ios y se adv ie rte su p resencia. San Pablo fue en esta situa ción traspo rtado hasta el te rc e r cielo. San F rancisco siente que un ángel de D ios traspasa su carne con los signos del C rucificado . Santa T e resa de Jesús pe rc ibe que su corazón es traspasado por el dardo divino del amor. No son tan relevantes al sentido las situaciones-límites de nues tro doctor. Ello no obsta a que intentemos asomarnos a ciertos mo mentos decisivos en su vida en los que su esp íritu se concen tra y se ag igan ta para tom a r supremas decisiones y responder a postre ras llamadas. Ir ano tando esos momentos y pe rc ib ir cómo el docto r seráfico acep ta la enorme incum benc ia que ellos le piden, será el tema de la segunda p a rte de nuestra reflexión, que com p le ta rá la p rim era. Se rá esta p rim era más acces ib le a todos: en la com p ren sión y en la im itación. Pero el santo nos tiene siem p re mucho que enseñar, aun en los momentos en los que nuestra pequeñez no pue de a lza rse a la a lteza que nos p resenta. I. San Buenaventura en su quehacer diario El queh ace r d iario , cuando no es acom odación y servidumb re a lo banal im peran te, sino la exp resión de una vida hum ana au tén tica, es la respuesta a una llam ada ín tima que trad ic iona lm en te es conocida con el nombre de vocación. Es cierto que llamada y voca
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