PS_NyG_1974v021n001p0221_0267

264 SAN BUENAVENTURA DESDE DENTRO ceguera: admitir la eternidad del mundo, defender la unidad del entendimiento agente y negar la felicidad y pena eternas92. Una obvia reflexión sobre esta denuncia del santo hace ver que no se trata en esta situación intelectual de dilucidar peculia­ res problemas de escuela, sino que se hallan en juego los funda­ mentos mismos del pensamiento cristiano. Con clarividencia advier­ te nuestro doctor que la raíz de todo ello se halla en la negación de las ideas ejemplares en Dios. Esta concepción metafísica, apa­ rentemente inofensiva, imposibilita la acción de Dios en el mundo. Negada esta acción, el mundo obtiene plena autosuficiencia. Ahora bien; es esta plena autosuficiencia la primera nota de toda visión secularizada. Por ello decimos que en este combate medieval la lu­ cha gira en torno a un primer conato de secularización que enton­ ces se pudo superar. Un siglo más tarde irrumpirá de nuevo con victoria hasta llegar al desbordamiento de nuestros días que afec­ ta hasta aquéllos que tienen por misión otear los caminos ocultos y misteriosos de la Providencia en la historia. El ataque a la Provi­ dencia prepara siempre la total secularización. Toda la obra de los enciclopedistas del siglo XVIII es la contraprueba. San Buenaven­ tura tomó conciencia de ello y es mérito suyo haber librado una gran batalla, afortunadamente ganada en aquel entonces, a favor del sentido cristiano de la vida. A nuestro juicio, lo más aleccionador de toda esta polémica es advertir que con este motivo san Buenaventura nos propone el magnífico programa de la “ sapientiachristiana” con el estudio cla­ rividente de las luces que iluminan el camino para llegar a ella. Como primer paso en este camino propone en la primera con­ ferencia su visión cristocéntrica, por ser Cristo la piedra clave en esta sabiduría buscada. En la segunda se expone el origen de la “sapientia", los requisitos para adquirirla y sobre todo las cuatro formas en que se manifiesta: uniforme, en las reglas de las verda­ des eternas; multiforme, en la variedad de misterios encerrados en el alegorismo bíblico; omniforme, en los vestigios de las creaturas; nuliforme, en los arcanos de la vida mística. En la tercera confe­ rencia da un paso más y señala la vía para llegar a ella con esta fórmula: “ab intellectu incohandum est, et perveniendum ad sa- pientiam” Ahora bien, esta inteligencia por la que hay que comen- 92. collât, in Hex., V I, 3 -4 ; t.V , p. 361a. 93. Collat. in Hex., III¡. 1; t.V , p. 343a.

RkJQdWJsaXNoZXIy NDA3MTIz