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224 SAN BUENAVENTURA DESDE DENTRO de que nuestra in te ligenc ia es a lico rta y no pe rc ib e de modo inm e diato toda la riqueza que la realidad le presen ta a su m irada. El pensado r hispano E. D ’Ors extrem a esta doctrina al id en tifica r la ap a rien c ia y la verdad . Hasta llega a rem eda r el p rincip io de uno de los evangelios con esta fórmula: “En el principio fue la apariencia ” \ A la ap a rien c ia , tom ada esta p a lab ra en su m ejo r sentido, nos atenemos al ace rca rnos a san Buenaven tu ra. Vamos a lee r con la ingenuidad de niño lo que nos ha de jado escrito. Le vamos a c ree r sin más. Esta c reenc ia , este créd ito de confianza que depo sitamos en él, nos ab rirá las puertas de su corazón para el encuen tro. La d istancia en el tiempo y en el espacio no es pequeña. Pero los esp íritus superan estas barreras. Y sólo desea ríam os tene r a l go de aquel espíritu g igan te que nos capac ita ra para este en cuen tro tan comp rometido . En dos estratos queremos p resen tar el in te rio r de san Buena ventura. Un análisis lum inoso de la filoso fía existenc ia lis ta nos in cita a ello. Versa este análisis sobre la existencia auténtica en la que d istingue dos estratos. Un p rim er estrato lo constituye el que hace r diario , la labo r de cada hora, el cam ino que tenemos que ir haciendo hacia lo que anhelamos ser y aún no somos- La vida en este quehace r d iario es constitu tivamen te libertad . Y esta libertad va e lig iendo d ía a d ía la senda por la que se asc iende con tinuam en te a algo ulterio r. Una meta, como asp iración, p reside en tonces la existencia humana- Su expresión lite ra ria pud iera ser la bandera del joven alp in ista en la que se lee: “Excelsior". Pero hay otros momentos que los existencialistas han llamado situaciones-lím ites. Momen tos de a tu rbonad a tem pestad íntima en las que un rayo deslumb ran te a traviesa todo nuestro ser y nos fue rza a exclam ar: “No somos nada” . Zub iri, en un estudio sobre el origen del ateísmo actual, ana liza de ten idam en te este m om e n to 8. Y nos hace ve r que en esta situación-límite se pueden da r dos ac titudes: la del rebe lde que no acep ta su nihilidad, su rad ical ca ren c ia de fundam en tación m etafísica, y, rebe lándose contra su desti no, se desespera, y la de quien, po r el contrario, en ese momento 7. El nuevo glosario (ed. A g u ila r), IV , p. 158. H em os com en tad o la fras e de D ’O rs en n u e stro estudio, Encuentro de culturaos en el pensa miento español contemporáneo en La Ciudad de Dios, 185 (1972) 199-224. 8. Naturaleza, Historia, Dios, 5.a ed., M a d rid 1963; p. 393.
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