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2 5 3 SAN BUENAVENTURA DESDE DENTRO sin derramar abundantes lágrimas— hemos visto propagarse y con­ signarse por escrito cierta doctrina, la cual, a modo de negro y ho­ rroroso humo, tiende a oscurecer las mentes cristianas” 79. Breves pero incisivas palabras que, cual estiletes, abren el tumor maligno que han formado la perversidad y la calumnia. La reacción de la conciencia del santo es terminante, según lo refleja este texto: “ Por donde, a fin de que tan perniciosa peste no cunda disimulada, con ofensa de Dios y peligro de las almas, má­ xime a causa de cierta piedad aparente que, con serpentina astucia, ofrece a la vista, es necesario que quede desenmascarada, de suer­ te que, descubierto claramente el foso, pueda evitarse cautamente la ruina Parece pedir esta cita un análisis detenido de la obra. Ello nos llevaría muy lejos. Baste anotar que se ha visto en ella una espe­ cie de ciudad espiritual con cuatro fuertes en cada uno de los cua­ les hay tres departamentos distintos. Son doce estos departamen­ tos que corresponden a los doce capítulos del libro. Se reagrupan en cuatro secciones. En la primera se estudia la esencia de la per­ fección cristiana. En la segunda se señalan algunas de sus manifes­ taciones: el martirio, la abstinencia, el ayuno. En la tercera se des­ ciende al tema más vidrioso de la polémica: la virtud de la pobre­ za. Y, finalmente, en la cuarta se aplica la doctrina propuesta a la Orden de frailes menores81. Para nuestro propósito, reiteradamente declarado, nos quere­ mos detener tan sólo en el cap. XI. Es una joya doctrinal y literaria que ningún franciscano debiera permitirse el ignorar. Desde el punto de vista doctrinal, aborda un tema básico en el franciscanismo: la incapacidad de éste para apropiarse nada y la suplencia de esta incapacidad por la Iglesia, madre de los pobres. El Papa Gregorio IX — escribe en este lugar san Buenaventura— separó la propiedad y el uso, reteniendo la propiedad la Iglesia y concediendo el uso para las necesidades de los frailes. Y esto lo ha­ ce la Iglesia "santa, sabia y piadosamente" 82. Pero el adversario de este ideal, sigue comentando nuestro 79. Apología, p ro lo g u s , 2; t .V I I I , p. 233-234. 80. Apología, p ro lo g u s . 2; t .V I I I , p. 234. 81. E s b re ve , p e ro m u y o rie n ta d o ra , la in t r o d u c c ió n q u e se n c s d a e n Obras de san Buenaventura (B .A .C .), t.6, c.331-335. 82. Apología, c .X I, 6; t.V III, p. 312 b.

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