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ENRIQUE RIVERA DE VENTOSA 251 san Buenaventura adensa su pensamiento. Dice así: Aquel que es imagen de Dios invisible, esplendor de su gloria y figura de su sus­ tancia se une a un individuo de la naturaleza racional “ut per illam unionem nos reduceret ad Patrem sicut ad fontale principium et objectum ” 73. Con esta frase cerramos nuestra reflexión sobre este primer momento de plenitud del santo. Pensamos que en este momento san Buenaventura ha pensado y vivido su mejor idea. Y esta idea sigue iluminando, como estrella radiante en noche clara, el cielo sereno de la conciencia que se ha puesto en camino hacia Dios. B. Conciencia vigilante en su misión de Superior De Grecia, pueblo impregnado de salitre marino, nos viene una tradición literaria marinera. Platón gusta mucho aclarar su ideología con comparaciones tomadas de la vida del mar. Todavía conservamos mucho de este regusto platónico. Baste recordar que una de las ciencias de vanguardia es la Cibernética. “Kiber- néies” era en Grecia el timonel que guiaba la nave. Damos este preámbulo porque todo superior tiene mucho de capitán de navio al frente de sus tripulantes. La tradición griega da aquí la mano, como en otras ocasiones, a la tradición cristiana que muestra a la nave de Pedro y su timonel bogando por la histo­ ria, pocas veces mar en calma, aborrascada casi siempre y más de una vez ante temibles tormentas. Siguiendo la comparación de la nave en alta mar, advertimos que son dos los enemigos que pueden dificultar y hasta imposibili­ tar la travesía: el interno de la indisciplina de los tripulantes y el externo de la piratería, el escollo traidor, la tempestad amenazan­ te. Pensamos que en el momento mismo en que san Buenaventu­ ra aceptó la responsabilidad de conducir la nave de la Orden, su conciencia, siempre preocupada por los graves problemas de la hora, se hace conciencia vigilante. Esta conciencia vigilante es pa­ ra nosotros otro caso de situación-límite o, si se prefiere, otro mo- G ir a ld o , El carácter “ reductivo” de la filosofía bonaventuriana, en Fra ciscanum- 7 (1965) 84-91. 73. Itiner., c.II, 7; t.V , p. 30 1b .

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