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2 4 0 SAN BUENAVENTURA DESDE DENTRO los días, sino la trascendental de las horas graves. Tom amos aqu í la pa lab ra trascendental, no sólo en el sentido co rrien te pa ra sig­ n ificar algo im po rtante, sino en su sentido más hondo, para signi­ fica r la abe rtu ra a la Trascendencia. Apunta, en efecto, esa p a rtí­ cu la de las horas graves a los g randes m isterios de las relaciones decisivas de las alm as con D ios. Como caso único, de máxim a e jem p la ridad , reco rdemos el “Sí" de M a ría en su co loquio “tras­ cendental" — nunca m ejo r la pa lab ra— con el ángel. San Buenaven tu ra conoció estos momentos de plenitud. Que­ remos reco rda r tan sólo tres. Pud iera aum en tarse el número. Pero éstos nos parecen suficientes pa ra asomarnos a lo más hondo de aquel espíritu g igan te. A. El camino del alma itinerante El itine ra rio íntimo de los esp íritus es uno de los g randes te ­ mas, ilum inados por el pensam ien to cristiano. No es que an tes se lo desconociera. Pero, o no se lo in te rp re taba en toda su hondura, o se señalaban rutas mentales inad ecuadas y aun falsas. Bellísim a, pero manca, es la descripción de Lucrecio . Be llís i­ mo es com pa ra r la vida hum ana con las lám paras que se van tras­ m itiendo los jugado res en el estad io — quasi cursores vitae lam­ pada iradunt — . Pero es manca esta descripción porque Lucrecio se refiere exclusivam en te a la vida de la espec ie que se va rep i­ tiendo sin camb io ni mudanza en los distintos individuos. C a rec ió el mundo pagano de una conc ienc ia cla ra de lo que es el hombre como persona. Lo personal se hunde en lo individual y lo ind ivi­ dual se ha lla al servicio de la especie. La com paración se ap lica muchas veces a la vida del espíritu que hay que trasm itir a las nue­ vas g en e ra c io n e s *1. Pero Lucrecio , “anima naturalíter pagana", no pensaba en el esp íritu sino en la fue rza genés ica de la m ateria. Si la descripción de Lucrecio ca rece de hondura, otras ac titu ­ des no son menos inacep tab les- “Carpe diem" , d ice un afo rismo 4 1. E. B e n z en el prólogo a la tra d u c c ió n de la o b ra de E. Bonaiuti, Die exkommunizierte Kirche, Z ü ric h , 1S66. p. 50 a ú n a a la re u n ió n de h om ­ bres e sp iritu a le s reun ido s en Ascona. el jueg o de los corredores en las fiestas griegas de las P a n a te n e a s y el te x to de Lu crecio . E l ju eg o de los corredores, es u n bello símbolo de la tra sm is ió n e s p iritu a l de u n a tr a d i­ ción. P ero volvemos a re p e tir que el te x to de Lu c re cio tie n e u n recio sa­ b o r m a te ria lis ta y n a tu ra lis ta .

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