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ENRIQUE RIVERA DE VENTOSA 237 F inalm en te, conscien te el santo de la innata deb ilidad huma na, sugiere la búsqueda de un apoyo y sostén. “Dondequ iera te halla res , escribe, escoge po r pad re esp iritual un varón santo, dis creto, manso y piadoso, instruido en virtud por exp e rienc ia más que po r pa lab ras doctas, que sea capaz de in s tru irte ...” 32. En otro pasa je ve en el pad re esp iritual a! am igo fiel en el que el alm a de be depos ita r sus íntimos secretos. Estos, que deben ser guardados como depósito sacro en el fondo de ¡a conciencia, sólo han de ma n ifestarse a aquél de quien el alm a puede rec ib ir la luz de! conse jo y !a fu e rza de la persuasión. San Buenaven tu ra ha sido largo en dar am onestaciones sobre cómo se ha de m an tene r eí a lm a en su vía ascensional. No qued a ría comp leto el cuad ro de sus consejos si no seña la ra igua l men te cuál debe ser la actitud de la m isma respecto de Dios y del prójimo. Con relación a Dios es en esta ocasión breve. Pero sum am en te exigen te e insinuativo. Después de reco rda r la invitación de Je sús: “ V e n ite a d m e om n e s q u i la b o ra t is ..." , la comen ta con esta exhortación : “D esp ié rta te an te la m aravilla de tan ta bondad, a! contacto de sem e jan te dulzura, a la fraganc ia de tan ta su av id ad ...; que el a rdo r de tu amado te inflame, que su am o r te d ilate, que su suavidad te em b riague , y que nadie te p rohíba en trar, poseerlo, gus ta rlo ” 33. La mente, fija en Dios, halla en El descanso en los traba jos , consuelo en e! dolor, a leg ría en la tristeza. A condición de que el alm a “en todas sus ocupaciones, de d ía y de noche, en todo instan te y en toda hora, tenga a D ios presen te en la memo ria ” «. Desde el aspecto negativo, que la ascesis realista no puede nunca d e ja r de mano, el santo pide desligarse de toda a tadu ra ex terio r, para que el esp íritu se vincu le to ta lm en te a Dios. De esta suerte, la meta queda p re fijada con todas sus inelud ib les exigen cias. En este cuadro de m em o ria le s el santo no olvida al prójimo. Sus consejos son breves, pero cargados de contenido y de in ten 32. Epistola, m em .1 4; t . V I I I , p. 494 33. Epistola, prologus, n .3 ; t . V I I I , p. 492a. 34. Epistola, m em .2 2; t . V I I I , p. 496.
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