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214 LA IMAGEN DE SAN FRANCISCO TAL COMO. F rancisco los hallamos en Buenaventura: sentido de renuncia y de desap rop io , no sólo de los bienes externos, sino aun de los in te r­ nos, es decir, actitud de m inoridad; confianza en el Pad re Dios, que cu ida de los pobres v o lu n ta rio s 132; vocación de “pereg rinos y fo rasteros en este m undo” ; el doctor seráfico da a esta p e reg rin a ­ ción un sentido b íb lico de é x o d o permanente: “ F ra n c is co recordó a los h e rm a n o s que, pasando p o r el de­ sie rto del m u n d o como p ereg rino s y fo rastero s, y como v e rd a ­ deros hebreos, d e b ían c e le b ra r c o n tin u am e n te la Pascua del Se­ ño r, esto es, su paso de este m u n d o a l P a d re , en pob reza de es­ p ír itu ” m. ¿Cómo conc ilia r esta doctrina con el hecho de la instalación de los hermanos en conventos espaciosos, bien situados en el in­ te rio r de las ciudades, hecho que Buenaven tu ra no sólo acep ta , si­ no que trata de jus tifica r p lenam en te como un progreso positivo de la O rden? No dejó de cap ta r la con trad icción que p a rec ía exis­ tir; y tuvo la lealtad de no buscar la base de una solución vio len ­ tando el pensam ien to de san Francisco con distinciones sofísticas. Es in teresan te a este respecto cómo co rrige a C e lano , quien en su Vita II a tribuye a Francisco la distinción en tre d om in io y u so . Com pá rense los dos textos: “No q u e ría que los h e rm an o s v iv ie ra n en n in g ú n lu g a r, si no c on stab a el dueño c ie rto a quien p e rte n e c ía la pro-piedad... H em os de seguir lo que está p re sc rito , no te n ie n d o propiedad a lg u n a , si bien no podemos p re s c in d ir de te n e r el uso de las casas en que v iv im o s ...” (2 Cel, 59). “ E n señ a b a a los h e rm a n o s que c o n s tru y e ra n casas pobrecitas, a e stilo de los pobresj, en las cuales no deb a n v iv ir como si fuesen pro­ pias, sino como los peregrinos y fo ­ rasteros se hospedan en las casas ajenas... M a n d a b a d e s tru ir las ca­ sas edificadas, o s a lir de ella s a les h e rm an o s, si veia en ellas a l­ go que, p o r ra zó n de la apropia­ ción o de la sun tuo sid ad , e ra con­ tr a rio a la pobreza e v a n g é lic a ” (L M , V I I , 2). S ab ía p e rfec tam en te Buenaven tu ra que la in te rp re tac ión del Nada s e a p ro p ie n de la Regla en un sentido ju ríd ico y, por lo tan to , 132. C f. L M , V I I, 13. 133. LM , V I I , 9.

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