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2 12 LA IMAGEN DE SAN FRANCISCO TAL COMO. h om bres sino a ú n a to das las b e s tia r v fieras, de fo rm a que p u e ­ d a n h a c e r de nosotros todo lo que QUi?ranv todo c u a n to les con­ ceda desde lo a lto el S eñ or D io s” 123. Como es natu ral, no fa lta de vez en cuando el en foque a tra ­ vés de la teo ría bonaven tu riana de las ra d o n e s e x em p la re s , que hacen del mundo c reado “sombra, cam ino , huella, lib ro escrito po r fuera, reverbero del divino e jem p la r, espejo de las perfecc iones di­ v in as ” ... 12‘. Francisco , observa Buenaven tu ra, “con tem p laba en las cosas hermosas al que es hermosísimo y, por las huellas im ­ presas en las cosas, buscaba en todas partes al Amado, haciendo de todo escala para subir a poseer a Aquel que es centro de todas las asp iraciones; con afec to de singu lar devoción sabo reaba esa b o n d a d fontal en cada una de las creatu ras, que no son sino ria ­ chuelos de la m ism a ...” 125. / . F r a n c i s c o , e l F u n d a d o r Ya insinuamos en la introducción que lo que movió a san Bue­ naventura, luego de su elección como m inistro g ene ra l, a tom a r so­ b re sí la ta rea de esc rib ir la b iog ra fía defin itiva , por decirlo así, de san F rancisco fue la necesidad de poner rem edio a la tensión in­ te rna de la O rden , p roven ien te del contraste cada d ía mayo r en tre el ideal prim itivo, de una parte, tal como lo ten ían presen te los que vivieron la aven tu ra evangé lica jun to al fundado r, y por o tra parte, la realidad a la que h ab ía llevado una evolución inevitab le. Buena­ ven tu ra halla la O rden evo lucionada, y la acep ta como la halla. Pe­ ro piensa que no hab rá paz in terna m ientras no se consiga una pe ­ dagog ía uniforme del ideal, y para ello , una in te rp re tac ión de la vi­ da y del pensam ien to de F rancisco que todos acep ten . La L e g e n d a m a io r responde a esa exigenc ia , y Buenaven tu ra ha sabido llenar su cometido con tino mag istral. No ha falseado los hechos, pero los ha se leccionado , los ha o rdenado , insistiendo en unos, dejando otros en la penumb ra, cuando no om itiéndolos absolu tam en te , si no conven ían a la perspectiva p rem ed itada . Francisco , “cump lido r, gu ía y heraldo de la pe rfección evan- 123. Laudes de virtutibus, ed. H . B o e h m e r , p. 43. 124. Collat. in Hexaemeron, X I I , 14; Opera omnia, V , 386. 125. LM , I X , 1.

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