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LAZARO IRIARTE DE ASPURZ 209 el sello de la pasión de Cristo. Uno es el ya citado del 16 de mayo de 1266 an te el cap ítu lo general: Francisco es el Angel del sexto sello. Este sermón d a ría pie, años más tarde, a Pedro Juan Olivi, que se halló p resente, y a Ubertino de C asale, co rifeos de los esp iritua les, para apoyarse en la au to ridad de san Buenaven tu ra en su afir mación de que san F rancisco era, sin género de duda, el Angel del sexto sello anunciado en el Apocalipsis, y que h ab ía comenzado la era final del “Evangelio e te rno ” (Ap 14 ,6 ): “Consta por revela ción cla ra y d igna de fe, como lo predicó solemnemente fray Bue naventura, insign ísimo maestro de teo log ía y m inistro general de nuestra O rden en otro tiempo, an te el cap ítu lo de los F railes M eno res en París; yo se lo o í” I13. Hay otro sermón sobre el m ismo tema, com en tando el texto de M t 24,30: Entonces aparecerá la señal del Hijo del hombre en el cielo. Este texto, razona Buenaven tu ra, “si lo tomamos según la letra y la rea lidad histó rica, se refiere a la aparic ión de la señal del Seño r, o sea, la C ruz, en el d ía del juicio; según la alegoría sig n ifica la aparic ión de la señal de la C ruz en el cuerpo de Cristo, en su pasión; pero según la tropología significa la aparic ión de la señal del Seño r en el cuerpo de san F ranc isco ” . El doctor seráfico, sin embargo , está muy lejos de dar a ese sentido “tropo lòg ico ” del texto en cuestión un c a rác te r p ro fètico, como se lo darían los es pirituales. Lo exp lica a continuación: se trata de la perpetuación del m isterio de la C ruz “en el Cuerpo m ístico de C ris to ” ; debe ap a re c e r siem p re “en los m iembros de C ris to ” ; no hay nadie, alis tado en el e jé rc ito de C risto, que pueda rehusar el signo de la C ruz de Cristo; si bien “ha habido dos m iembros del Cuerpo m ístico en que D ios ha querido m an ifestar de m anera especial el signo de la Cruz: el p rim ero fue Constantino, el segundo F ran c isco ... Y era na tural que D ios qu isiera co loca r ese signo en este cielo de santidad que es la vida de F rancisco , ya que “la C ruz de C risto es signo de p o b re z a ...” u\ 113. P ed ro J u a n O liv i, c ita d o p o r S t a n i s l a o d a C a m p a g n o l a , o.e., 193; cf. U b e r t i n o d e C a s a l e , Arbor vitae, lib . V , c. 3. 114. Servio IV de s. Francisco ; Opera omnia, I X , 585-587.
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