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206 LA IMAGEN DE SAN FRANCISCO TAL COMO. les Menores, esg rim e el argum en to de la es tigm atización del funda­ dor: “C risto im p rim ió sus llag a s, en la a o a ric ió n del s e ra fín , en el cuerpo de san F ra n c is co como u n sello de a p ro b a c ió n ” 1M. Y por la m isma fech a p ronunc iaba otro sermón vib ran te , en que la p rueba de las llagas es d esa rro llada con amplitud: “D ios h a te n id o a bien autenticar y confirmar la d o c trin a y la R eg la de este santo, no sólo con m ila g ro s, sino sobre todo con el sello de sus estigm as, de ta l m a n e ra que y a n a d ie puede, n i e n tre los de d e n tro n i e n tre los de fu e ra , si está en la fe v e rd a ­ d era, d e cir lo c o n tra rio . D ios h a te n id o a bien p o n e r su bula en la d o c trin a y en la R e g la de san F ran cisco , y a que él no se a tre ­ vió n i a e n señ ar n i a e scrib ir sino lo que h a b ía re cib id o del Se­ ñ o r. Puesto que, como él m ism o atestiguó , to d a su R e g la la re c i­ bió po r re v e la c ió n : y por eso, lo m ism o que el P a p a aco stum b ra c o n firm a r los docum en tos con su bula, tam b ié n C risto , recon o­ ciendo que la d o c trin a de F ra n c is co es suya, le puso la bula, de sus señales, con lo que c on firm ó irre fra g a b le m e n te su d o c tri­ n a ..., la a u te n tic ó con señales evidentes como con u n a bula su- p excelestial y m a ra v illo s a ... “ D a m u estras, pues, de d u re za de c orazón qu ie n to d a v ía d u ­ d a que la d o c trin a y la R e g la de san Fra n c is co , c o n firm a d a con ta n ta s señales, sea c am in o segurísim o p a ra conseguir la vida, constando, sobre todo, p o r ta n ta s pruebas, que D ios im p rim ió esas señales en su cuerpo m a ra v illo s am e n te ”. Y sigue razonando sobre las causas que hubo, en el designio de Dios, para rea liza r en Francisco esas m aravillas. Lo ex ig ía la providencia del gobierno divino: hace r de un m e rcade r el gu ía de los perfectos im itado res de Cristo; por lo cual le confió su es tandar­ te, es decir, el signo del C rucificado . Lo ex ig ía la necesidad final de la Iglesia: Dios, al p rincipio , hizo b rilla r su poder con m ilagros, para expulsar la ido latría; después, para d ebe la r la he re jía , envió los doctores; pero ahora, para en cende r la ca ridad en friada al fi­ nal de los tiempos, puso en F rancisco las señales de su p iedad y m iserico rd ia. Lo ex ig ía la misma perfección de Francisco: la estig­ matización es efecto del am o r perfecto a Jesucristo 105. Cuando Buenaven tu ra esc rib ía su Legenda y p red icaba sus 104. Avologia pauperum. I I I , 10; Opera omnia, V IT I. 247. 105. Sermo V de s. Francisco; Opera omnia; I X , 593s.

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