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LAZARO IRIARTE DE ASPURZ 197 saje de pen itenc ia y de amo r. La p rim era vac ilac ión la tuvo el gru­ po al regreso de Roma, después de la ap robac ión de la Regla: “¿De­ bían vivir en medio de los hombres o retirarse a lugares so litarios?” F rancisco , puesto en o ración , recibió la respuesta divina: no de­ bían vivir para sí s o lo s 65. Pero más im po rtan te es el relato con que se ab re el cap ítu lo de la L e g e n d a m a io r que habla de la p red icac ión de san Francisco. Es un im po rtan te dato recog ido sólo por Buenaven tu ra y más ta r­ de inserto en las F lo re c illa s . El santo está muchos d ías bajo el pe­ so de una g rave zo zob ra , y pide consejo a sus compañeros para saber qué es lo que debe hacer, si darse a la o ración en el retiro o reco rrer el mundo pred icando: “puesto que yo — exp lica— , pe- queñuelo , simple y falto de cultura para hab la r, veo que he recib i­ do g rac ia pa ra o ra r más que para p red ic a r” . Y Buenaven tu ra pone en boca del Poverello un largo y profundo razonam ien to sobre las ven tajas de la v ida retirada, d ed icada a la o ración , y la dispersión p ropia de la acción apostó lica, para te rm ina r poniendo como valo r supremo el e jem p lo de C risto y el p recio de las almas. Con todo, Francisco no acab a de ve r claro. Y en tonces dec ide rem itirse a un signo ex trao rd ina rio de la vo lun tad de Dios, enviando una em b a ja ­ da a fray S ilvestre, que vive dado a la con tem p lación en el e rem i­ torio de Subasio, y a herm ana C la ra . La respuesta conco rde es que "el heraldo de C risto debe salir a p red ic a r” . Y F rancisco se pone al punto en cam ino en nombre de D ios, con paso ace le rado y aimpulsos del fervor. El p rim e r púb lico que topa es una bandada de avec illas en Bevagna. Y aqu í tiene lugar el famoso sermón a las a v e s “ . El ep isod io fue reco rdado tam b ién en uno de los sermones del docto r seráfico sobre san F rancisco *7. Pero Buenaven tu ra no pe rde rá ocasión de insistir en que la p red icac ión sin la o ración es activismo vacío . Francisco vivió cons­ tan tem en te aten to a m an tene r ese dob le flujo del am igo de Dios: s u b ir hasta D ios y luego d e s c e n d e r al p ró jim o 68. La comunicación sabrosa y en riquecedo ra con Dios en la o ración se hace, en el mo­ mento oportuno, necesidad de m ensaje a los hombres. “ Su p a la b ra e ra como fuego a rd ie n te , que p e n e tra b a el in ­ te rio r del corazón y lle n a b a las m en te s de todos de a dm ira c ió n , 65. L M , IV , 2. 66. LM , X I I . 1. 67. Sermo II de s. Francisco; Opera omnia. I X , 580. 68. LM , I X . 4 ; X I I I . 1. 17

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