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LAZARO IRIARTE DE ASPURZ 195 las tre s vía s, que tanto hab ía de influir en la historia de la esp iri­ tu a lidad , viene ap licado al p roceso m ístico de Francisco . La “ope­ ración se rá fic a ” , que culm inó en la es tigm atización , lo fue p u rifi­ c a n d o , ilum in a n d o e in flam an d o en am or. Es el com en tario que ha­ ce Buenaven tu ra al ep isod io , por él so lam en te referido , del arrie ro ca len tado al contacto de la mano es tigm a tizada del santo 5‘. Y en uno de los sermones d irá textualmen te: “El Espíritu del Seño r pri­ mero lo p u rific ó , en segundo lugar lo ilum in ó , y en te rce r lugar lo p e r f e c c io n ó ” P e rfe c ta s u je c ió n d e la c a rn e a l e s p íritu Por lo que hace a la mortificación y vida de austeridad de F rancisco , no es mucho lo que añade la L e g e n d a . Lo p a rticu la r de Buenaven tu ra es la relación que es tab lece con la progresiva iden ­ tificación con C risto crucificado en todo lo que soporta el santo po r am o r a El. Ya desde su vencim ien to con los leprosos, punto de a rranque de su conversión, “pon ía cu idado en la mortificación de la carne, para pode r llevar aún exte rnam en te en el cuerpo la cruz de Cristo, que ya llevaba in te rio rm en te en el co ra zón ” “ . Este am o r a Cristo le hac ía vivir en espíritu continuo de inmolación exterio r e in te r io r57. Así logró es tab lece r “una a rm on ía tan g rande en tre la ca rne y el esp íritu , una prontitud tal de obed ienc ia en la na tu ra le ­ za que, en su anhelo absoluto de log rar la pe rfección , ella no sólo no o frec ía resistencia, sino que llevaba la d e lan te ra ” “ . Esta superio r a rm on ía se manifestó, sobre todo, en las dolen ­ cias tan molestas que tuvo que sopo rtar en la última e tapa de su vida — “he rm anas” las llam aba el Poverello— ; y Buenaven tu ra po­ ne en labios del santo una o ración para tiempo de en ferm edad , que él solo nos ha transm itido: “T e doy gracias, S eñ o r D ios, p o r todos estos dolores m íos y te ruego, S eñor, que a ñ ad a s cien veces más, si así te a g ra d a ; p o r­ que n a d a puede h a b e r p a ra m í m ás a ce p ta b le que el saber que no m e a h o rra s penas, y a que m i consuelo m ás c om pleto es c um ­ p lir tu s a n ta v o lu n ta d ” ®. 54. L M , X I I I , 7. 55. Sermo II de s. Francisco-, Overa omnia, I X , 581 56. L M , I , 6. 57. L M , I X . 3. 58. L M , X IV , 1. 59. L M , X IV , 2.

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