PS_NyG_1974v021n001p0183_0220

LAZARO IRIARTE DE ASPURZ 193 es el maestro del progreso espiritual del “hombre in te rio r” a base del p rogreso en la oración . El hombre está llamado a elevarse, al impulso de la s u rs um a c tio divina, desde la ruptura con el pecado hasta la transformación m ística en C risto, a través de etapas que vienen ca rac te rizadas por la forma de o ración. Esta estructura es­ p iritual, he rencia en gran parte de la escuela de san V íc to r y, so­ bre todo, fruto de la expe rienc ia personal de él mismo, la enfoca p lenam en te en la realidad m ística de Francisco . En el cap ítu lo de­ d icado a la p ie d a d del santo, se in troduce con este esquema: “L a p ied ad v e rd a d e ra ... en ta l m a n e ra h a b ía lle n a d o el co­ ra zó n y p e n e tra d o las e n tra ñ a s de F ran cisco , que se d iría que h a b ía in v a d id o todo su ser. E lla , p o r la devoción, lo elevaba —sursum agebat — h a s ta D ios, por la com pasión lo transforma­ ba en C risto , p o r la condescensión lo in c lin a b a a l p ró jim o y por la am is ta d u n iv e rs a l con cada cosa h a c ía re c o rd a r el p rim itiv o estado de in o c e n c ia ”44. La o ración ju ega un papel im po rtan te en el p roceso de con­ versión del joven Francisco: “Desconocía aún el plan de Dios so­ bre él, puesto que todavía no hab ía ap rend ido a con tem p la r las cosas celes tia les ni se h ab ía hecho al sabor de las cosas d iv inas” . D ios le envió la en ferm edad , observa Buenaven tu ra, “con el fin de d isponer su alm a a la unción del Espíritu S an to ” . No ten ía aún "e je rc itado el espíritu en las cosas d iv inas” , pero luego, “por el uso más frecuen te de la o ración , fue encend iéndose en él la llama de los bienes ce les tia les ” , y se sintió con valo r para de ja rlo todo por seguir el impulso divino. “Buscaba los lugares so lita rios” para en trega rse a la oración; “salía a m ed ita r a solas en el cam po ” . Después de la renuncia en manos de su padre, an te el obispo, “se­ guro y lib re, fue a buscar el retiro de la so led ad ” “ . Y una vez rodeado de sus p rim eros seguidores, en el tugurio de R ivotorto, “se en tregaban sin cesa r al e je rc ic io de la o ración, p rocurando cu ltivar m á s la o ra c ió n m en ta l q u e la v o c a l” ,6. A tento a p resen tar al fundado r como modelo de o ración , el docto r seráfi­ co lo desc ribe “pasando las noches en o ración , como de costum ­ b re ” *7. Y ded ica todo el cap ítu lo X a este tema: D e s tu d io et virtu te 44. L M . V I I I . 1. 45. LM , I, 2, 3 , 4 , 5; I I , 1, 5. 46. LM , IV , 3. 47. L M , IV , 4. 11.

RkJQdWJsaXNoZXIy NDA3MTIz