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80 TRASCENDENCIA E INMANENCIA DE DIOS EN S. BUENAVENTURA “ Deus au tem sic e st in crea tu ra per e ssen tiam e t in flu en - tiam , qu od ipse a crea tu ra n on d ep en d e t n e c in ea c o a r ta - tur n e c definitu r ... ” 10. N a tu ra lm en te que el modo concreto de rea liza rse esta presen­ cia trascenden te no puede ser in te rp re tado m ed ian te ca tego rías es­ pacio -tem po rales (den tro -fuera, in terio r-exterio r, p rofundo-alto, o cua lesqu ie r otras c readas por la im ag inación hum an a ). D icha in­ te rp re tac ión llevaría irrem ed iab lem en te a concepc iones absurdas o, al menos, inexactas sobre la p resencia de Dios en las creatu- ras. Es éste el peligro mayor y más constante que acech a al hom ­ bre en la in te rp re tac ión de esta verdad , y sobre el cual S. Buena­ ventura nos llama la a tención , en orden a una precisión más exac ­ ta en nuestra consideración de la misma. La ocasión se la o frece una sen tencia de S. Juan C risòstomo, aduc ida por el Maestro de las Sentencias. R efiriéndose aquél a la d ife renc ia existente en tre in te le c c ió n y d ic c ió n por parte del hom ­ bre de verdades sobre Dios, aduce como ejem p lo el tem a de la presencia divina en las crea tu ras que, si bien es rectam en te y con seguridad afirm ada , “ ...quom odo autem ubique sit, in tellectu non cap im u s ” u. ¿Cómo han de in te rp re ta rse estas pa lab ras de S. Juan Crisós- 10. Myst. Trinit., q.6, a.l ad 9.10: V, 101a. Resolviendo una dificul­ tad presentada contra la posibilidad de unión de la divinidad y la hu ­ manidad de Cristo en una persona, S. Buenaventura pone un in ­ ciso, en relación a la problemática presente sobre la distinción ra­ dical de Dios y presencia en la creatura, cargado de sentido metafísi- co : “ Ad illud quod obiicitur, quod quae máxime distant minime sunt unibilia; dicendum, quod Deus ab omni creatura maximam habet d if- ferentiam in natura, quantum tamen ad influentiam et creaturae sus- tentationem maximam habet approximationem ...” ( III Sent., d.6, a.2, q.3 ad 1: III, 163b). Cfr. III Sent., d.l, a.l, q.l c : III, 10a; Comm. Sap', c.7: VI 158a. Este mismo respeto por la trascendencia divina se nota al h a ­ blar sobre la actividad de Dios en las creaturas: su presencia en la ac­ tividad de éstas no obsta en modo alguno a su trascendencia, pues­ to que no supone distancia, dependencia, ni indigencia alguna en Dios (cfr. I Sent., d.12, a.un., q.3 ad 1: I, 223b-224a; Ibid., d.42, a.un., q.l c: I, 747a-b). Para apreciar esta presencia esencial a la creatura, aunque trascendiéndola, cfr. Tract. transe., q.l q.4 c : Ed. Halcour, p. 70. 11. “ Ut enim ait Chrysostomus Super Epistolam ad Hebraeos : ’Si- cut multa de Deo intelligimus, quae loqui penitus non valemus; ita mul­ ta loquimur, quae intelligere non sumus idonei, verbi gratia, quod ubi­ que Deus est, scimus et dicimus; quomodo autem ubique sit, intellectu non capimus’ ...” (P. L ombardus , Líber I Sent., d.37, c.3, n.339: I, 233).

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