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DIONISIO CASTILLO CABALLERO 7 1 en sí m ismo y para un encuen tro constante e in terpersonal con E l 175. Aún más, esta dimensión especial de presencia divina en el hombre y de relación inm ed ia ta respecto de D ios, impresa en las facu ltades esp iritua les de aquél en cuanto im agen de Dios, es algo natural y substancial en el esp íritu humano: “ E sse im a g in e m D ei n o n e s t h o m in i a c c id e n s , s e d p o tiu s s u b s t a n tia le s ic u t e sse v e s tig iu m n u lli a c c id it c r e a t u r a e ” 17‘. La persona humana, en cuanto im agen de Dios, lleva constitu­ cionalm en te, por tanto, esta re ferencia hac ia El; sin ésta, no pue­ de ser, ni com p renderse a sí m isma como im agen 177. De ah í la llam ada constante del Docto r Seráfico hac ia la in te ­ rio rid a d : el espíritu humano es lum en , s p e c u lum , im a g o , lib e r s c rip - tu s in tu s ... en el que se hace paten te y resp landece de modo espe­ cial la p resencia de D io s 178. La “specu latio" bonaven tu riana adqu ie re de esta forma el sen­ tido de c o n tem p la c ió n de la p resenc ia de D ios en las crea tu ras 179 175. Cfr. II Sent., d.16, a.l, q.l c et ad 5: II, 394b et 395b-396a. B. M adariaga , La “imagen de Dios” en la metafísica del hombre, según San Buenaventura, en Verd. Vida 7 (1949) 149-150, recoge las diversas defini­ ciones que S. Buenaventura da de la imagen y su procedencia histórica. 176. II Sent., d.16, a.l, q.2, f.4: II, 397a; cfr. I Sent., d.31, p.2, a .l, q.l c : I, 540b; II Sent., d.16 a.l, q .l, ff. 1.2: II, 396a-b. 397a; Hexaem., co ll.l, n.26: V, 333b; Ibid., coll. 2, n. 27: V, 340b; Ibid., coll. 10. n.7: V ; 378a. Sobre la diferencia entre “ imago” y “ ad imaginem” cfr. II Sent., d. 16, dub. 3 resp.: II, 407b: “ ...H inc est, quod homo non tantum est imago, sed etiam ad imaginem, quia non secundum omne quod est, est imago, immo d iffert ab imagine...” Interpretando el pensamiento bonaventuria- no, escribe O. González: “La idea de imagen designa un ser que vive en permanente y esencial relación a un modelo, al que hace referencia siem­ pre y del que recibe su ser propio. En si misma dice otredad, alteridad subsistente, ordenación a un prototipo, camino hacia, medio de con oci­ miento. No un hacia sí mismo sino hacia el otro desde el que es” <op. cit., p. 583). 177. Se desprende de la misma naturaleza de la imagen creada que lleva “ innata” la referencia natural hacia su prototipo (cfr. II Sent., d. 16, a.l, q.2 per totam : II, 396a-398b; I Sent., d.l, a.3, q.3 c : I , 41a). A la afirmación de la radicalidad natural de esta referencia in telectivo-voli- tiva hacia Dios como objeto de las facultades espirituales del hombre, se le presenta una grave dificultad teológica: la gratuidad de la visión de Dios. Sobre el modo posible de conjugarlas, cfr. J. A lfaro , Transcenden­ cia e inmanencia de lo sobrenatural, en Gregorianum 38 (1957) 5-50. 178. “ Intra igitur ad te... et videre poteris Deum per te tanquam per imaginem, quod est videre per speculum in enigmate ( Itin., c.3, n .l: p. 383). 179. Puesto que la creatura es considerada como speculum que re -

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