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El asedio intelectual al que hemos sometido la obra de S. Bue naventura nos ha descubierto y precisado el significado que la tras cendencia divina adquiere en su pensamiento. En relación con la materia que abordaremos en esta segunda parte merecen destacarse dos aportaciones principales de su con cepción sobre aquélla. En primer lugar, su gran estima por la communis animi con- ceptio sobre Dios como id quo maius excogitan nequit, traducida en lenguaje bonaventuriano por el concepto del “ens nobilissi- mum”. En él se patentiza una consideración significativa de la trascendencia divina y de él arranca la actitud humana de pensar altísima y piadosisimamente de Dios. En segundo lugar, su afirmación del ser de Dios como lo ab solutamente trascendente, humanamente conceptuado mediante dos coordenadas: absoluta independencia divina y radical depen dencia de la creatura respecto de Dios. Ahora bien, esta concepción de la trascendencia divina abre un nuevo e importante problema que constantemente afloraba en la primera parte de nuestro estudio y que, intencionadamente, he mos dejado para un análisis más directo y profundo. Los motivos que nos han movido son varios: principalmente con el fin de respetar una metodología analítica que exigía un es tudio propio y aparte del argumento de la trascendencia divina. Por otro lado, por favorecer un análisis también detenido de la temática de esta segunda parte, exigido por la importancia de la misma y, sobre todo, por la adquirida en nuestro tiempo. No ha sido otra nuestra intención. Desde un primer momento nos dimos cuenta de las íntimas relaciones existentes entre am bas, en orden a una auténtica comprensión humana del significado de la trascendencia divina. Dicha problemática queda recogida fiel y directamente en es 9
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