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DIONISIO CASTILLO CABALLERO 117 Por último, esta conc ienc ia de la trascendenc ia de D ios, aun en medio de su inm anenc ia noètica al hombre, se revela conc re ta ­ mente en el p a rticu la r respeto que muestra al tra ta r de conceb ir los ca rac te res divinos que d icen relación a las creaturas: creado r, omn ip resen te, providente, etc. Es p recisam en te en esta dimensión de nuestras cons ide rac io ­ nes sobre Dios donde la im aginación suele p re tende r im poner a la in teleción humana de Dios sus p ropias ca tego rías espacio -tem po ­ rales y arroga rse p rop iedades que no le pe rtenecen . De ah í ¡a constante llam ada de S. Buenaven tu ra a una más adecuada con­ cepción de ia trascend enc ia divina en estos aspectos de sus rela­ ciones con las crea tu ras 73. Igualm en te, no pud iendo ser conocida la sab idu ría de Dios si­ no por su m an ifestación en las cosas visibles, se impone un estu­ dio aten to y sincero de las situaciones concretas de cada una de las rea lidades creadas , en orden a la p ro fund ización de a q u é lla 71. Pero sin o lv ida r que esta m isma revelación llevará siempre, pa radó jicam en te , el signo de la trascendenc ia de Dios y, en conse­ cuencia, su silencio y ocuitam ien to . El m isterio de Dios se nos pa­ ten tiza y se nos ocu lta, al m ismo tiempo. De modo p a rticu la r todo lo que se refiere al tema de ¡a p rovidencia de Dios, que no puede ser m an ipu lada cap richosam en te , ni ser cu riosam en te escru tada, sino pro funda y s ilenciosam en te venerada: “ G au d en dum est ig itu r e t ex su ltandum de p r o v id en t’ a Dei irrep reh en sib ili, n on p raesum p tu osis ra tiun cu n s d iscep ta n - dum ; quia, u t d icit G regoriu s, ’d iv ina iu d icia n on sun t te ­ m ere d iscu tienda , sed fo rm id o lo s o silen tio v en e ran d a ’ ” 7S. Mariae, sermo 4: IX , 495b; Nativ. B.V. Mariae, sermo 2: IX , 708b). El te­ ma del simbolismo recibe nueva luz desde esta perspectiva, además de la ya estudiada desde el ejemplarismo. Para el tema del superlativo y com ­ paraciones, como modo de acercamiento a lo “ inexpresable” de Dios, cfr. P. S c a zz o so , Valore del superlativo nel linguaggio Pseudo-Dionisiaco, en Aevum 32 (1958) 434-446. J. B. L o t z , Analogie und Chiffre. Zur Transzen­ denz in der Scholastik und bei Jaspers, en Scholastik 15 (1940) 39-54; V, C il e n t o , Simbolismo e analogia in San Bonaventura, en Doctor Seraph. 13 (1966) 49-81. 73. Cfr. I Sent., d.37, p .l, dub. 4 resp.: I, 650b; Ibid., p.2, a.l, q .l: I, 652a-653b; Ibid., qq. 2-3: I, 654a-656b; II Sent., d.l, p.l, a.l, q.l, ad 6: II, 24a-b; Myst. Trinit., q.5, a .l: V 87a-92b; Ibid., q.6, a.l ad 9.10: V, 101a-b. 74. Cfr. I Sent., proem : I, 5a; Plant. Parad., n .l: V, 575b. 75. Comm. Le., c.10, n. 38: VII, 264b. “ Ad illud quod quaeritur, quod non debet quaeri alia causa; dicendum, quod si piene cognosceretur Dei

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