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DIONISO CASTILLO CABALLERO 471 con los de la creatura: sumamente independiente, absoluto, simple, extra genus, infinito en esencia y poder, sumamente intelectual y sumamente libre22. En conclusión: summum ens a se. Estos caracteres están infinitamente ausentes de las realidades de nuestra experiencia mundana2-1, que muestran, por sus condicio­ nes defectuosas, se non esse a se, sed potius ab alio 22‘, y proclaman evidentísimamente su procedencia originaria del ens a se et sum­ mum ens m. En Olivi la ley de contrastes es, sintética y expositivamente, mu­ cho más atinada, sin repeticiones innecesarias y desarrollada con una visión filosófica más apropiada que en los textos bonaventuria- nos. Pero, en realidad, en ambos supone una misma intención: con­ ducirnos a una recta intelección humana de lo característicamente divino: su trascendencia frente a todo lo creado. El concepto bonaventuriano de Dios como ens nobilissimum , versión preferentemente positiva de la communis anim i conceptio, y la forma literaria de contrastes entre su ser y el de las creaturas, han hecho posible nuestro acercamiento progresivo al significado de la trascendencia divina en el pensamiento del Doctor Seráfico. Al mismo tiempo, nos han ofrecido una amplia y valiosa perspecti­ va de la misma en orden a su ulterior interpretación. La absoluta dignidad, excelencia e independencia de Dios res­ pecto de toda realidad finita trascienden nuestro modo de pensar y de expresarnos sobre El y lo sitúan en un rango de autarquía onto­ lògica exclusivo frente a la vanitas radical de la creatura. 222. Ibid., pp. 538-544. 223. Ibid., p. 738. 224. Ibid., pp. 528-529. 225. “Sicut igitur omnia entia septem praedictas proprietates no- biles non habentia septiformiter clamant se non esse a se: sic septifor- miter clamant se non posse nec potuisse esse nisi ab aliquo quod sit ens a se et quod sit summum ens. Unde evidentissime clamant: Ipse fecit nos et non ipsi nos” (Ibid., p. 544).

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