PS_NyG_1973v020n003p0401_0566

548 TRASCENDENCIA E INMANENCIA DE DIOS EN S. BUENAVENTURA C reemos que desde esta pe rspectiva debe in te rp re ta rse el e jem p la rism o bonaven turiano. En ú ltim a instancia , el e jem p la ris- mo no se p ropone como una respuesta, más o menos acep tab le , al p rob lem a noé tico humano que, po r o tra parte, pueda reducirse , co ­ mo con fre cuenc ia se hace, al tema ce lebé rrim o de la ilum ina ­ ción 118. (Sancto Domin., n. 1 IX, 563a). Cfr. J. M. Bissen, op. cit., pp. 158-161, 175-187; E. Gilson, op. cit., pp. 217-235; G.H. Tavard, The Llght of God in thè Theology of St. Boncwenture., en East. Church. Quarterly 8 (1950) 407-417; V. Ch. Bigi, La dottrina della luce in S. Bonaventura, en Divus Thomas 64 (1961) 395-422 (algunas de sus afirmaciones fundamentales no parecen muy acentables) ; M. Trevijano, De doctrina lucís apud S. Bonaventuram, en Script. Victor. 8 (1961) 143-169. Sólo la luz por esencia puede garantizar la estabilidad e infalibilidad de nuestras certezas: “Ra­ tio autem intelligendi est, quia certificantur per ipsum intelligentiae su­ per transmutabilitatem naturae... Secundum quod est ratio intelligendi, intrat in animam ut sol intelligentiae. Iste sol, qui omnes illuminât...” (Donis, coll.8, n.15: V, 497 a-b). “ ...hae autem similitudines sive rationes aeternae sunt, a quibus manat omnis certitudo cognitionis creatae, tam in anima Christi quam in aliis spiritibus creatis” ( Scient. Chr., q.7 in fi­ ne: V 42b). Cfr. Itin., c.2, n.9: V, 302a; c.3, n.3: V, 304a-b; ¿se. Dom.. sermo 1: IX, 315b; Sancto Domin., n .l: IX, 563b-564a. S. Buenaventura, ya en un clima netamente teológico, tratará de fundamentar esta doctri­ na en los SS. Padres y Sda. Escritura, presentando a Cristo como Luz que ilumina a todo hombre y a su magisterio como el único capaz de dar es­ ta seguridad al conocimiento humano, presentado como participación de la Sabiduría divina y, más en concreto, como participación de la cien­ cia de Cristo (Cfr. Scient., Chr., q.4: V, 17a-27b; Itin., c.3, n.3: V, 304b: Hexaem. coll. 1, nn. 10.13: V, 332b-331a. 331b; coll. 3. nn. 2-4.19: V, 343a-b. 344b-345a; coll. 12, n. 5: V, 385a-b; Stmo. Corp. Chr., n. 31: V. 563a-b; Christus mag., nn. 1.6-7.9-10: V, 567a-568a. 568b-569a. 569a-570a; Dom. 1 Adv., sermo 14: IX, 38a; Sancto Domin., nn. 1-2: IX, 562a-565b. Para una recta interpretación de esta temática, cfr. J. M. Bissen, op. cit., pp. 101- 151; C. Berube, De la philosophie à la sagesse, pp. 292-307. 118. Resulta anacrónico interpretar el ejemplarismo bonaventuria­ no (¡que, por lo demás, se le suele reducir a la teoría de la iluminación'.) desde una critica del conocimiento humano tal como viene entendida en la filosofía moderna. Quizá haya contribuido a esta interpretación la re­ lativa falta de claridad de S. Buenaventura al exponer el tema de la participación de toda verdad creada respecto a la Verdad increada y ar­ gumentar desde las dos condiciones de todo auténtico conocimiento: “ex parte scibilis immutabilitas et infallibilitas ex parte scientis” , particular­ mente tal como lo hace en las Cuestiones sobre la ciencia de Cristo (q.4 c: V, 23b; cfr. Christus mag., nn. 6-9: V, 568b-569a-9, etc.); sin distinguir netamente el hecho del porqué último... “Ni saint Augustin ni le Doc­ teur Séraphique n’ont en - semble-t-il - l’intention de nous donner une théorie de la connaissance dans le sens strict du mot, mais plutôt celle de montrer le règne universel de la Vérité première et la dépendance de la vérité créé à l’égard de celle-là” (J.M. Bissen, op. cit., p. 177). Se trata, más bien, de una metafísica de la verdad en la que, ante todo, se preten­ de resaltar la absoluta trascendencia de Dios, Verdad por esencia, y la dependencia radical de toda verdad creada respecto de Aquélla, por par­ ticipación. En la base de toda esta concepción existe una metafísica de la trascendencia divina, traducida en concreto en una metafísica de la par­ ticipación, en la que se transparenta la primacía ontològica sobre la

RkJQdWJsaXNoZXIy NDA3MTIz