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CARLOS ELORRIAGA PLANES 327 cil lectura. Leyéndola con atención se observa, sin embargo, que lo que Rahner in ten ta es considerar la filosofía de la religión como una ontología de la posibilidad del hombre, que él llam a potentia oboedientialis, de constituirse en receptor de una posible revelación de D io s “ . Rahner observa que la filosofía de la religión que los teó­ logos — sobre todo los católicos— han cultivado no pasa de ser una teología natural, tan redonda y completa que un hombre no cre­ yente a quien se le exponga tal filosofía fácilm en te podrá pensar que tal conocim iento de lo divino es lo único hum anam en te acep ta­ ble, de tal manera que la pretensión católica de erigirse en la ver­ dadera religión puede parecer a quien antes se h a imbuido a fondo de “ teología na tu ra l” como absolutamente in ju stificab le11. Y esto por una razón : porque el cristianismo pretende ser una religión revelada. Desde este punto de vista in ten ta Rahner hacer ver que el hombre debe estar abierto no sólo a un Dios conocido con la lla ­ m ada luz natural de la razón, sino a lo que ese Dios libre en su ac­ ción creadora y libre en la posibilidad de seguir comunicándose ade­ más con los hombres por medio de la palabra (térm ino que debe en ­ tenderse en el sentido más amplio)— pueda querer decirles a éstos, si en su libertad lo tiene a b ie n 15. Lo que sí puede afirmar Rahner terpretó iz’zl en función de la raíz ’zl, empleada tan to en hebreo como en arameo en el sentido de salir, partir. La expresión < z’zl es, con toda razón es la necesidad de que el hombre, si Dios puede h a ­ blarle más ampliamente que a través del mundo creado, esté abierto a toda posible revelación de Dios, y esto a consecuencia de que Dios es libre y puede hacerlo. El conocim iento de Dios a través de lo que éste ha realizado para que exista un mundo contingente es un cono­ cim iento trascendental en el sentido anteriormente expuesto, pues está implícito como exigencia necesaria en el hombre, para que és­ te pueda explicarse cuál es el último fundam en to de los seres y de él mismo. La elaboración de este razonam iento sigue la pauta de los razonam ientos tom ista s16, aunque estén expuestos con una ter­ m inología no esco lá stica ” . Pero Rahner va m ás allá al afirmar que 13. Hörer des Wortes, p. 15-28. 14. Ibid., p. 179-192. 15. Ibid., p. 93-102. 16. Ibid., p. 43-77. 17. J. Hirschberger observa que el influjo de la filosofía de M. Hei­ degger en pensadores católicos modernos — entre los que menciona a Rahner— tal vez no va más allá de un modo de hablar frecuente hoy, aun­ que reconoce que en estos pensadores no se puede hablar propiamente de nerscolástica (.Historia de la filosofía, II, Barcelona 1972, p. 375).

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