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320 LA FIESTA DE LA EXPIACION 6.1. Tenemos aquí dos fórmu las de excomunión, pero con una diferencia entre ellas. La primera, contra quienes no ayunen, está en form a pasiva e impersonal: Quien no ayune, será exterminado del pueblo. La segunda, contra quienes rompan el descanso festivo, tiene a Dios por su je to : A quien realice ese día un trabajo yo ( Ya- weh) le haré perecer. 6.2. Los L X X han traducido ambas fórmu las en fo rm a pasiva, sin indicar en la segunda si Dios intervendrá directamente en la excomunión. Esta diferencia de formu lación ¿es meramente estilís­ tica o tiene un significado teológico bien determ inado? 6.3. J. Morgenstern se pregunta si la doble formu lación no su ­ pondrá un doble autor, proviniendo la segunda de una época en que la comunidad judía carecía del poder de excomulgar a sus m iem ­ bros rebeldes *5. 6.4. Teóricamente se podría pensar que la diversa formu lación está motivada por la diversa importancia que el precepto del ayu­ no y el del descanso festivo ten ían ya en la vida de Israel en el momento en que fueron escritos estos textos. El precepto del des­ canso festivo adquirió mayor importancia y antes que el precepto del ayuno. Por eso, la excomunión de los que no observan el des­ canso es presentada como efecto m ás directo e inm ediato de Dios. No seria, pues, necesario pensar en dos autores distintos. 6.5. Por lo que se refiere a los L X X , la solución hay que bus­ carla probablemente en otra dirección. La comunidad judía de la diáspora tuvo presum iblemente siempre menores poderes judiciales que la comunidad palestina y, sin embargo, vemos que la versión griega reduce ambas formu laciones a la form a pasiva. ¿No serán de nuevo las preocupaciones teológicas inherentes a una concepción más purificada de Dios las que han dictado el cambio? El judaismo alejandrino estuvo bastan te preocupado por evitar los antropomor­ fismos en su lenguaje religioso y teológico. Nada extraño, pues, que no les gustase demasiado a los L X X la imagen de un Dios que se encarga de ejecutar por sí m ismo una excomunión. Como hipótesis, esta última me parece preferible a las dos anteriores. Pero una res­ 45. C f r . a rt. Two Prophecies from the Fourth Cen tury B. C. and the Evolution of Y om -K ippu r, “ H u c a ” 24 (1952-53) 60 n o ta 129.

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