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ISIDRO ARIAS 309 rezca la pena señalar dos particularidades de ese texto que en algu ­ na medida podrían ser indicio de los primeros y todavía impercep­ tibles pasos de la polémica. El primer texto se encuentra en Ben Sira 50. Al ñnal del elogio de los padres (44-50,21), el cap. 50 descri­ be la ñgura del Sumo Sacerdote Simón. Se trata con toda probabi­ lidad de Simón II, h ijo de Onías II, que vivió entre los siglos III y II a.C. La descripción es poética y quiere reunir todas las excelen­ cias del servicio litúrgico del Sumo Sacerdote, pero no cabe duda que m ira de modo especial a la liturgia del Día de la E xp iación21. En el v. 9 tenemos un detalle que pudiera dar una pequeñísima luz a nuestro problema. Simón, saliendo del Santísim o, es comparado entre otras cosas al fuego y al incienso, pero, m ien tras el texto he­ breo se refiere al fuego e incienso de la oblación ('l hmnhh), el tex­ to griego hab la del fuego e incienso en el incensario (epí pyreion ). Posiblemente no sea necesario suponer que el traductor griego dis­ ponía de un texto hebreo distinto del que hoy poseemos nosotros. En vez de m n h h leería m h t h. Si, como es de suponer, el cambio fue intencionado, podríamos ver en el texto griego una nueva fo r­ ma de conciencia de los problemas de la incensación en el Santísi­ mo durante la entrada anual del Sumo Sacerdote, conciencia que fa ltaba en el texto hebreo. El segundo texto se encuentra en Lev 16,1. El texto hebreo se lim ita a dar la noticia de la muerte de los dos h ijos de Aarón en el momento de oficiar ante el Señor. Los L X X — y lo m ismo los ta r - gum en Onkelos y Jonatán— nos dicen expresamente la causa de la m u erte: ofrecieron pyr allotrion. La añadidura proviene sin du­ da de Lev 10,1 donde se narra la muerte de Nadab y Abihu. No tie­ ne por tan to importancia desde el punto de vista de la crítica tex­ tual. Su importancia radica en la posible relación de esa alusión al fuego profano y la polémica de que venimos hablando. El tem a de la composición del incienso sagrado está tratado en Ex 30,34-38 donde Dios revela a Moisés los siete componentes de que ha de constar. El m ismo tema se repite en Ben Sira 24,15 y debió conver­ tirse en lugar común discutido, por lo que nos conserva la M isnah , precisamente en el tratado Yorna 3 ,10: hay fam ilias, como la de Ab tinos, que son recordadas para su deshonra porque, poseyendo el se­ 24. E l v. lo d e s c rib e en e l m o m e n to d e s a lir d e la casa de la cortina. E l v. 20 a lu d e a la Bendición con el Nombre, o t r a c e r e m o n ia t íp ic a d e l D ía d e la E x p ia c ió n . L a t r a d ic ió n ju d ía a s o c ia ín t im a m e n t e la fig u ra d e l S u m o S a c e rd o te S im ó n a la e v o lu c ió n d e la fie sta .

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