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FERNANDO GUILLEN PRECKLER 2 65 Cuanto hemos d ich o en gene ra l de los e fectos del bautismo, debe tene r su a p lica c ió n en la con side ra ción personal. La filia c ió n adop tiva , la in co rp o ra c ió n eclesia l y el pe rdón de todo pecado , son bienes que han sido g ra tu itam en te o to rgado s p o r D ios al bau tiza ­ do. La fe lleva al ap re c io de los m ismos. En la m isma med ida en que haya com p rend ido vita lm en te el s ig n ifica d o de mi bautismo , lo apreciaré como el momento clave de mi e x istencia para Dios, para es demás y para mí m ismo. C u a lqu ie r re traso vo lu n ta rio de la en­ trada en la H isto ria de la Sa lvación que rida po r Dios, no puede apa­ re ce r más que como un retraso cu lpab le . Y en la m isma med ida en que los bienes apo rtados po r el bautism o aparecen como ajenos, la in te rp re ta c ió n c ris tia n a del mundo y del hom b re está pe rd iendo vigencia . En o tras pa labras, está desapa reciendo la adhesión vita l a la fe. En segundo lugar, ana licem os b revemente el sen tido c ris tiano de la libe rtad . Como el homb re es lib re , o sea, no coa cc ionado ex­ trínsecam en te , para su icida rse , así es lib re para la esclavitud y la muerte a la V ida de Dios, pero mo ralm en te responsab le de ellas. Con esto querem os d is tin g u ir rad ica lm en te la lib e rta d p roven ien te de la ausencia de coa cción externa, de la lib e rta d que p roviene de la recta a ctuación de la persona en su au tode te rm ina ción in te rio r. La p rim e ra apenas me rece el nom b re de humana. La segunda cons­ titu ye la más ca ra c te rís tica de sus facu ltades. El hom b re es, pues, lib re para el bien, y el hom b re se libe ra a sí m ismo en la e lección co rrec ta de éste. Por esto el bau tizado que llega a la con cien cia de lo que supone para él su bau tism o y lo rechaza, es só lo com pa ­ rab le al que no acep ta la vida a nivel humano. La ve rdade ra lib e ­ ración que C risto nos vino a tra e r es p recisam en te el paso al sí de D ios sob re toda nuestra existen cia conside rada en su in d iv is ib le un idad ante El. Y renunc ia r a lo in ic ia d o en noso tros p o r el bau tis­ mo, equ iva le a e je rc e r el p riv ile g io de p ode r ena jena r nuestra lib e r­ tad y vo lve r a la esclavitud antigua . Abo rdem os el te rc e r punto p ropuesto . El ve rdade ro fru to de la madurez en la fe es el re cono cim ien to y acep ta c ión gozosos del p rop io bautismo. Por lo m ismo, al se r el ve rdade ro a cto de la fe adu lta , p a rtic ip a s ingu la rm en te del c a rá c te r de don g ra tu ito de D ios y p ro p o rc io n a de manera ine fab le la expe rien cia de la lib e ra ­ ción y de la V ida en p len itud . En o tras palabras, el hecho de que el esp íritu humano se ab ra con ve rdade ra fe a la ra tifica c ió n de) 3

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